domingo, 5 de junio de 2011

XISCALEAKS III



Ya llevo aquí seis meses como seis siglos, casi tres trabajando –de ser siglos, menuda pensión me darían, lo podría dejar ahora mismo- y lo que más claro tengo es que aquí ya no tengo sitio ni lo voy a tener; será mi provincia, estará mi familia, pero yo ya no soy de esta isla, me parece vivir en un campo de refugiados económico y sólo tengo hasta abril del año que viene para ahorrar algo. A Isabelo siguen sin contratarle; no es la peor situación, los minicréditos que nos atenazaban se terminan este junio mismo, pero ya llevo muchas semanas pensando a ratos qué sentido tiene todo esto, continuar con una vida que puede volar en pedazos en cualquier momento.

Para qué tener hijos, si van a acabar durmiendo en una fábrica, atados a una máquina de hacer robots, ellos y sus descendientes. Y si no puedo, no podemos permitirnos tener nuestra propia vida y sencillamente tenemos que separarnos de nuestras parejas y amigos, porque no haya manera de vivir juntos, de tener nuestra independencia, si todo lo que nos queda es ahorrar para nuestro entierro y ni eso, qué más daría. Todo eso me parece que ocurrirá si realmente no podemos hacer nada al respecto, si no decidimos dar la espalda a esta forma de vida basada en el consumismo, en lo material, en la eliminación del débil a ojos de los que llevan todo esto y a los que hemos hecho inexpugnables e indestructibles por no prestar un poco de atención a todo lo que tantos nos consiguieron a base de jugársela.

Mi profundo odio hacia la soberbia de los partidarios de la injusticia del sistema sólo porque les favorece a ellos, bien sea por tener una familia rica detrás o contactos o ser unos hijos de puta que pisan a quién sea o ser unos inconscientes egoístas e ignorantes que sólo piensan en su familia y en su pueblo ridículo en medio de la nada, ha crecido hasta el extremo de que al leer según qué opiniones y sabiendo que nunca voy a poder golpear a nadie hasta matarle, les odio tanto que iría y cogería una barra de hierro y los reduciría a pulpa sanguinolenta sólo para que dejaran de decir tantas tonterías y de negarles todo a tantos sólo por tener una cafetera guay en su cocina o ser el jefe de una empresa ridícula para decir “wow soy jefe” y no en broma no; en serio, porque son así de egoístas y manipuladores, porque sus ideas son gilipolleces que leyeron en revistas dirigidas a su target o a su rol, o a lo que se crean que es su personalidad, porque nadie puede llevarles la contraria y son la mejor y la más guapa porque lo dice su mamá, lo dicen sus amigos, porque tienen mucha autoestima y no se les conocen defectos; que eso se considere inteligencia y se valore más a este tipo de imbéciles que a nadie. Que ser un déspota que obligue a la gente a quedarse más horas en su trabajo sin pagárselas si pueden a base de amenazas, o de intentar poner a los más borregos en su contra sea ser un buen jefe; que ser un pobre desgraciado que cree que está colaborando con la empresa haciendo eso es ser un buen trabajador, cuando la realidad es que compartes los riesgos pero nunca los beneficios a costa de la merma de tus condiciones, que consientas alegremente con tu moral de esclavo o porque no te queda otra. Al menos, sed conscientes.
Porque de estos, los que no van pisando cabezas a veces hasta me dan pena, y tampoco sería eso, y por mucho que sepa que tanta violencia no iba a solucionar nada y me convertiría en peor persona, y les daría la razón a los que piensan que soy rara y no voy a hacer nada bueno con mi vida desde su limitadísimo punto de vista, que no dormiría igual nunca más, aún pienso en formas más suaves de arruinarles un poco la vida, que de momento me voy a reservar. Quizá lo haga, quizá no.

Y sí, he visto “Inside Job” y estoy tan enfadada que ya no sé qué hacer, en parte por eso escribo este post, por eso y por todo lo que estoy pensando en estos siglos de provisionalidad, en toda la confianza que he perdido, que mi mente es como esa escena de la Historia Interminable en la que no recuerdo si Bastian o Atreyu están en la oscuridad con la Emperatriz Infantil que sostiene un trocito de Fantasía en la palma de su mano. Nos veo en ese punto.


Con las chicas, en el trabajo, vamos todos los jueves a echar una primitiva, y también pienso qué más daría ganar ese premio, si la economía y el sistema se van a la mierda ya no valdrá nada, será como dinero del Monopoly, o si nunca más podemos trabajar de forma continuada o no hay una forma de ganar el dinero necesario para sobrevivir de forma digna, sin pasar hambre y frío y penalidades y acabar por acceder a lo que sea, y que vengan los borregazos gilipollas de siempre a decir que ahora –la cara que se te va a quedar cuando veas que ese “ahora” son décadas- hay que apretarse el cinturón, que nos van a subir el sueldo, que son muy buenos y que saben llevar una economía; perdona, los que llevan la economía son sencillamente otros y no veas lo que se ríen cuando ven todo lo que nos han timado, y lo que se enfadan, encima, si alguien se lo recrimina o cuando dicen que no, que les da igual.

Y me temo que bastantes de los que nos quieran gobernar sólo piensan en sí mismos, y el que intenta algo, para mí que lo quitan de en medio, ya desde la base, habría que ser muy sibilino y muy inteligente y tener muchísimos partidarios para poder romper con toda la corruptela existente, espero que los que pueden lo intenten, esperar que lo consigan y que yo lo vea, no sé si es posible, pero ahí sigue ese punto de lucidez, de luz, una pincelada de blanco en el gris marengo y la raya diplomática.

Yo ya no tengo ganas de leer, ni de ver series o películas, ni siquiera de ver documentales como este genial “Inside Job”, no sé cómo me levanto o como o duermo o pienso en mi familia incompleta para siempre, pienso en como el banco dice que no hay dinero en la cuenta para cobrarme recargos injustos al pagar un crédito ridículo, en todo el tiempo que no nos dieron trabajo en Madrid y porqué aquí sí nos llaman, si el padre de alguien hizo algo, unas llamadas, por ejemplo, digo para que no trabajásemos, no para que sí, que estos rojos de provincias que se vuelvan a la suya, que aquí no los queremos; en limpiadoras de derechas que darían su vida entera por nuestro nuevo president chuloplayas y creen de verdad que las va a ayudar a ellas personalmente, en maridos de limpiadoras que te miran mal sólo porque no opinas nada en la merienda y sonríes misteriosamente, que fui a la oftalmóloga del seguro familiar y me ofreció que me operara mi ojo miope seguramente pensando en que la operación es cara y a lo mejor colaba, los mismos que sólo porque no insistimos mucho dejaron que mi padre se marchara a casa sin darle importancia a su cólico nefrítico y así no tenían que darnos una cantidad los días que estuviera en el hospital, a lo mejor se habría muerto igual, pero te queda la duda. Ahora tengo un problema en un talón y tengo un miedo horrible, y si voy y me amputan la pierna para ahorrar costes, por no hacerme pruebas, creo que es una fascitis plantar, porque aún me quedan ganas de escribir y de mirar la wikipedia para autodiagnosticarme -algo que no debéis hacer- sé que es un sentimiento irracional y que no puede ser que todo responda a un provecho económico, pero...¿y si tampoco es tan raro? no es que estemos hablando de hadas o demonios, bueno, quizá de estos últimos sí. Antes que todo eso, mejor veis el documental y que os salga bilis a mogollón, también os vais a reír un poco, porque son tan patéticos... y sale Strauss-Kahn antes de empezar a acechar camareras de piso por los sitios. Vosotros mismos podréis valorar qué os parece, si sí o si no.

Lo de Obama es lo peor. Si ni Obama puede…puff. Lo tenemos mal, no es imposible, no quiero pensar que es imposible y que es mejor que me vaya a vivir a un pueblo con terruño para plantar y criar animales, al menos que podamos comer. O no, a lo mejor acabo con una pierna biónica viviendo en Mad Max y deja de pesarme toda esta grisura, esta sensación de que ya nada vale la pena ni la va a valer, quizá sea mejor no llegar a ver lo que va a pasar.

Algo que ya he decidido es que ni siquiera quiero escuchar a los que defiendan al sistema, que a quién se atreva le borro, le echo de mis redes sociales, se acabó, vais a liar a vuestra puta madre. Si aún os creéis que esto puede funcionar tal como está es porque sois partícipes, o aún peor, porque queréis serlo, y administrarlo a vuestro antojo como han hecho todos esos aprovechados hijos de puta, no os escucho más. Y a lo mejor no os rompo una silla en la cabeza, pero cogeré el bolso y el abrigo y me iré de donde sea, lo siento si mis amigos se enfadan, pero es que ya no quiero ni estar en la misma habitación.

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