domingo, 18 de abril de 2010

EL ABRIL MÁS CRUEL




Jamás he sido una persona optimista, soy bastante agonías de siempre, pero he de reconocer que todo esto sí son malas noticias, la única situación en la que tengo cierto margen de maniobra es la última que voy a relatar. He estado pensando mucho en si hacer esta actualización o no, en que la nube de cenizas de mi ánimo siga tapando el sol, con perspectivas de no disolverse ya en mucho tiempo, además; pero ayer estuve leyendo un libro de Virginie Despentes y creo que yo también soy de vivir con más que de negar u ocultar o callar, eso lo entiendo tan bien. Ya hablaremos de esta chica, sospecho que sus teorías van a tener formas preexistentes en mi cabeza.

En mi primer post de 2010, decía lo siguiente:

Me supo mal dejarles algo preocupados, pero no tenía una explicación en ese momento, aunque he de admitir que estoy obsesionada con el tema de “la cuenta atrás”; primero fallecen los hermanos de tus padres y luego quizá, ellos mismos y entonces, como dijo Jane Fonda en una entrevista de “Fotogramas” que jamás he podido olvidar, cuando ellos desaparecen, tú quedas en primera línea, te tienes que encargar de todo y además eres el próximo: es algo para lo que me preparo todos los días y que para mí ya está aquí, no rehúyo estos pensamientos, prefiero enfrentarme a ellos tratándolos como cualquier otro, aunque no lo sean y lo sepa muy bien.

Casi no me atrevo a escribirlo, pero esto está sucediendo. Mi madre está a la espera de unos resultados, que podrían ser muy malos; otros dos están en el hospital, y ya van a ser intervenidos en unos días. Ni siquiera sé como sentirme, debido a la mala relación que he tenido con ellos; cómo podría sentir mucho que al hotelero le tengan que sacar dos tumores malignos si a él no le importó dejarme a merced de unos acosadores; he descubierto que no quiero que muera, y supongo que eso es bueno, pero tampoco voy a llamarles y hablarles de un sentimiento amortiguado y minúsculo, no me sale otra cosa.

Mi padre tiene su propia versión de mi teoría, me dice que nina, això és com una calça que se desfà* , también se ha vuelto supersticioso y mientras él cree que esto se lo envía el muerto a sus hermanos, a modo de prueba o maldición o vete a saber, por mucho que le riña y le diga que no me sea Cuarto Milenio, yo misma creo que escribiéndolo podría estar haciéndolo realidad. Pero no por no hablar de los problemas estos se resuelven o desaparecen.

No sé si voy a volver sobre este tema en concreto, espero que si así es, sea para bien.


Para redondear la jugada, mi particular pasado ha vuelto a proyectar una nueva e inesperada sombra sobre un presente ya bastante opacado de por sí; hace demasiado poco, escribí en este post:

Llegué a la plaza, y me apoyé discretamente contra la pared del viejo cine, esperé a oír mi nombre y entonces fui hasta la tarima; una niña de once o doce años muy seria se abrió paso entre los cientos de padres e hijos bajo un frío cielo negro estrellado, subió los escalones y la joven paje y dos niñas de su clase le dieron su paquete. Era grande, no recuerdo si llegué a cogerlo, sólo que lo abrimos entre la paje y yo, era una piedra muy grande. Ella me miró, roja de vergüenza, sin saber qué decirme, le sonreí un poco para que no se sintiera mal, me fijé en la cara de sorpresa y horror de las dos chicas –me temo que esas dos no tenían ni idea, una era Oliver Twist nº 2 y la otra el freak nº 2, meros peones- , di media vuelta y bajé sin mirar a nadie, sin escuchar, absorta en no sentir nada, en no decir nada, fue como si apareciera en el salón por arte de magia.

Bien, resulta que mis padres me llevan ocultando información por descuido unos veintidós años de nada. O bueno, quizá no quisieron decírmelo, claro, me dijo mi madre que pensaba que lo sabía, que lo había deducido yo sola, hay muchas conversaciones sobre mí del pasado que desconozco totalmente, por lo visto; ayer me enteré de que la persona que ideó esto fue Oliver Twist nº2, porque su familia siempre nos ha odiado; se trata de otra niña pobre de mi clase, de familia peninsular de estos que odian a los mallorquines –claro, como les conocen a todos y saben como son- por ser más señores que ellos y según mi madre, a esta niña le habrían inculcado que nosotros somos como una especie de marqueses venidos a menos a los que hay que putear, así que durante toda mi infancia y adolescencia he aguantado estas gilipolleces sólo porque alguien envidiaba a mi familia en los años cuarenta o quizá por algo que hicieran en los años veinte. Yo no tengo nada que ver, pero la capulla integral de su descendiente se cree con derecho a no sólo ya hacerme esta jugada navideña que relato, no; es que también es casi seguro que la chica que me telefoneó a mi casa durante tres años para decirme que no era guay porque no salía era ella. Y no contenta con esto, en la actualidad van y someten a una especie de reunión-juicio a mi madre maestra en nuestro amado colegio –mi madre se jubila el año que viene, bastardos- por causa de su hijo, el ex marido de la imbécil esta acusó a mi madre de tenerle manía a su familia, cosa que la sorprendió mucho porque ella siempre los había tratado bien y consideraba a sus niñas inteligentes y buenas alumnas, cosa que les dijo. A pesar de que ella sabía perfectamente que los que nos tenían odio y se atrevían y se atreven a esto porque nosotros no somos los que teníamos o tenemos o tuvimos dinero son ellos, ella no es así, no somos así.

Además, el niño dijo que la entendía cuando explicaba y fue a su favor, aunque intentaron cuestionar su forma de enseñar, no pudieron, y encima ya se está portando bien en clase. Porque ahora se hacen juicios sumarísimos contra los maestros en los que se llama a testificar a un niño de siete años, es la desautorización total del docente. Suerte que dejé Magisterio, piden exámenes y licencias para todo, pero a cualquier psicópata de medio pelo le dejan tener hijos.

Por si esto fuera poco, mi madre me contó que cada vez que pasa algo como lo de la pobre niña de trece años a la que asesinó una compañera el otro día, ella le comenta a mi padre que por eso me metió en el internado, para protegerme de que algo así me sucediera, aunque luego me diga que tengo que olvidarlo, ella sabe también que no se puede y que no lo voy a olvidar nunca.

Y ahora yo qué tengo que hacer. No lo sé. Quizá podría ir a la tienda en la que trabaja y cruzarle la cara o acusarla, o decirle que me explique de qué va todo esto y si le parece razonable; pero de momento estoy demasiado lejos para nada, y me gustaría seguir estándolo, al menos si es para esto.

Porque esa es otra, si bien aún tenemos la oportunidad de encontrar algo antes de quemar todas nuestras naves, es posible que tengamos que volver temporalmente a un sitio más barato, en el que no tengamos que pagar alquiler, y me temo que va a ser mi casa, en medio del mar, a miles de kilómetros de mis amigos, de esta nueva vida, en ese maldito pueblo otra vez.

Y ni siquiera me convencen las razones de Don @Arredro, que sería temporal, que sólo sería dar un paso atrás para continuar, que podemos vivir en la capital de la isla etc.; es que está ocurriendo todo lo que más miedo me daba que sucediera, me siento asfixiada, condenada, atrapada, como si nunca me fuera a salir nada bien, lo que se van a alegrar algunos cuando me vean regresando al infierno, confirmándose que pertenezco tanto a él como ellos y buscando trabajo en los hoteles cutres de nuevo, cómo se divertirán negándomelo una y otra vez, y si en vez de meses son años y me tengo que olvidar de todo esto para siempre, si he fracasado en algo tan sencillo como querer otra vida. Hay otras opciones tales como marcharse a otro país con contrato o incluso a alguna ciudad más barata que esta, también de forma temporal, pero no sé, a mí me da que la situación es la misma en todas partes, en muchas mentes.

*Niña, esto es como una media que se deshace.



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