sábado, 27 de febrero de 2010

A BLOGGER, A HATER




Si pudieras matar a un bloguero, ¿quién sería? Bueno, no seamos tímidos, mejor que sean tres.

Esta es la pregunta que me hizo el señor Efe en esa diabólica herramienta llamada formspring, un modo fantástico de meterse en la vida de otros y que encima mole, en una orgía de cotilleo sin igual, no se puede pedir más. Con motivo de su contestación he visto claro que debía ser mi post de este mes, no viendo aún la manera más efectiva de reactivar mis neuronas, y encontrar un método para animarme y postear más a menudo, no sé si se debe a la elaboración excesiva de mis textos o a cierta falta de tono vital en general. Quizá un poco a ambas, como se puede ver en posteos anteriores. No es lo mío actualizar cada día, pero creo que cada semana o cada diez días debería poder hacerlo. 
He aquí mi muy parcial análisis, espero que no se monte una pajarraca, que nunca se sabe. Conociendo este lugar, probablemente se monte un periquito verde como mucho. 

Voy a aprovechar una de esas infrecuentes mañanas de sábado, tan productivas ellas, para contestar esta espinosísima cuestión y agenciarme un post para mi exánime blog. Veremos si luego decido rebotarla, a menos que el autor haya hecho lo propio.

Sería grosero y un tanto inconsciente por mi parte el empezar a soltar nombres como un loro bilioso, aunque sería lo adecuado en este caso; así que voy a autocensurarme y limitarme a exponer las razones por las que al menos tres tipos de bloggers consiguen que quiera matarles en un sentido figurado, que me saquen de quicio sus páginas personales entrada sí y entrada también y su manera de llevarlas por parecerme deshonesta o poco cuidada o perjudicial para otros o debido a lo que sería para mí "la causa de los blogs", por ejemplo.

Antes de ponerme a describir a dichos especímenes, debo aclarar este concepto, mi particular manera de ver todo este movimiento de gente hablando de sus vidas o de temas interesantes sobre todo para ellos mismos, para la desesperación y la morbosa curiosidad de los que precisamente odian esta clase de blog metalingüístico -sea siempre, a menudo o en ocasiones- o proustiano, de posts interminables y más bien tristones. Hola, stalker teórico que te tiras de los pelos y prefieres no saber qué oscuros anhelos te impulsan a leer a tus némesis y archinémesis, qué tal.

En una blogosfera perfecta y bien hinchada, en principio -como siempre se cree en los comienzos de algo-, parecía que no iba a suceder, que iba a ser un nuevo espacio de creación libre de los vicios de otros ya existentes entonces, como los foros y sus luchas de poder entre unos grupitos y otros. Naturalmente, esto no fue así ni de broma y no sé porqué siempre me empeño en soñar con una utopía racional en cuanto a lo creativo-personal y las opiniones, si eso no puede ser.

Aunque me encanta este mundillo, habré leído cientos de páginas personales en mi ya larga trayectoria por red y redes y me apasionan sus posibilidades, el poder tener un lugar donde expresarte y no tener que guardarlo necesariamente en un cajón; el que otros puedan comentarte y haya un intercambio de ideas; que se escriba y se lea de nuevo gracias a esto sin necesidad de estudiar una carrera o trabajar en una revista, sólo como aficionado, si así lo quieres; y al advenimiento de todo tipo de redes sociales combinables con ello, así y todo, he visto actitudes y planteamientos que no me han gustado y que en realidad eran inevitables, en cuanto se crea algo surgen diferencias, grupúsculos, elitismos, trolleos, pastoreo y postureo diverso.

Ciñéndome -es un decir- más a lo preguntado por el profesor Efe, y siempre en base a esto que yo pienso y siento respecto a blogs y blogueros, que no deja de ser sólo mi opinión, esto que quede claro, pasamos a enumerar y exponer las razones de tanto odio, que no a los odiados, cosa que me parecería excesiva.

Primero tenemos a los blogs políticos de signo contrario al tuyo, aunque a veces los de tu propio signo pueden ser lo peor o ser unos posers del tema y que se note de forma lamentable; en mi caso, me disgustan los gafarrancios; dícese del joven conservador que emula valores pasados de moda y viste y se comporta como si fuera un señor del diecinueve –o de los años cincuenta españoles, por poner- que se va a tomar una copa con el resto de caballeros, en el mejor de los casos, y cuyas ideas suelen ser clasistas, machistas o racistas por verlo como una forma de rebeldía, sin darse cuenta de que está jodiendo a una parte importante de la población, en cualquier caso. Claro que también pueden tomárselo en serio e ir de amorales y decirte que eso no les importa y que alguien como tú, que no es de buena familia, y es una señora debería estar lavando los platos y pariendo como una coneja y no escribiendo nada. En este extremo, opto por no comentar ni leer jamás a gente así, creo que es promocionarles.

Segundo, tenemos a los blogs provocadores, con un listo que dice todo lo que no se puede decir, sólo porque no se puede decir, ya que a veces resulta que eso tiene una razón de ser y no se trata de corrección política, se trata de que tenga sentido y gracia, de que sea inteligente, la provocación per se es algo que se puede hacer mal y se puede hacer bien, y muchas veces se hace de forma nauseabunda e irresponsable, por no hablar de que una gran cantidad de estos blogs son de modernos y antitodo a los que nadie se cree ya, te hastías de tanto coolismo y tanto vintage porque sí, y si están demasiado locos, o lo parecen, ni te atreves a comentar. Es más, no te conviene, digan lo que digan. No digamos ya cuando se combinan con el primer grupo, que es para cortarse el inet.

Tercero, tenemos a los blogs sobre todo populares y que a eso aspiran, que muchas veces se promocionan mejor que se escriben o se planean; algunos tienen este éxito de público por méritos propios, sea auténtica habilidad del autor, sea un gran sentido del humor o similares, pero claro, no estoy hablando de esos, sino de aquellos que van de forma descarada a por la audiencia, que entiendo que es algo lícito y que lo pueden hacer, pero no me pidáis que me guste. He visto estrategias muy sucias, posts descuidados o actualizaciones desganadas, aprovechamiento de circunstancias dudosas, por no hablar de amiguismos, animación y apoyo de babosos, mala gestión de trolls u obtención de lectores a costa de lo que fuese etc., para acabar pensando que no es ese el blog que quiero leer ni ellos leerían el mío y son de los que me considerarían pornografía emocional, un rollo o una agonías y simplemente paso, porque no somos compatibles o no me está pareciendo honesto lo que ocurre, dado mi esfuerzo personal en ser genuina y escribir sobre lo que quiera en ese momento y no sobre lo que va a atraer más o menos lectores, creo que no quiero esa clase de atención; es más, me molesta si me la dedican y me doy cuenta, no me gusta que me tomen por tonta ni que me mientan o quieran quedar bien a mi costa. O que a la primera racha de melancolía se vayan asustados o piensen que queda mal que se relacionen conmigo, aunque es bueno saber a qué atenerse, por mucho que te decepcionen.

Supongo que así no me leerán jamás cientos de personas, porque no quiero entrar en ese juego, a pesar de que me dicen que debería, que tampoco lo voy a poder evitar del todo, pero sigo soñando aunar un mínimo de calidad con cierta preocupación por esos cuatro gatos que siguen en el porche, todo lo más quiero siempre variar los temas o establecer una rutina en la quepan más posts sobre cine, tv o libros, por ejemplo, hasta permitirse alguna frivolidad de vez en cuando.



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