jueves, 15 de octubre de 2009

VOY DE NEGRO Y ME PREGUNTAS EL PORQUÉ




Una de las cosas que he pensado en hacer antes de los cuarenta es volver a dejarme una melena de pequeña bohemia como la que tenía esa mañana de 1983, antes de que me vistieran de princesa, me metieran en ese castillo siniestro que había al final de mi calle e intentaran hacerme beber vino de una copa, -invitación que curiosamente rechacé- y darme una galletita, que eso me lo comí, lo malo es que ni aún así consiguieron que me quedara y mucho menos que me convirtiera en residente de uno de sus conventos de clausura, ahora podría pesar doscientos kilos y estar haciendo pasteles.

Poco a poco me he ido mentalizando para ser una señora, con todas sus consecuencias, incluyendo la posibilidad de que cualquier burrada que hagas sea mucho más transgresora porque ya tienes treinta y cinco; puede venir un guardia a decirte “¡¡Señora, por favor!!” que es algo que me ha hecho ilusión siempre que me digan. Ahora ya puede ser.

Quizá pueda vestirme de grunge este invierno, por fin, tras haber pasado mi adolescencia vestida como podía en vez de como me hubiese gustado, pero no para seguir una de las tendencias en boga, sino porque no tengo trabajo, vivimos mantenidos por el Sr.Isabelo; mi nueva edad dificultará aún más la consecución de mi primer objetivo, encontrar un trabajo y a continuación, seguir siendo capaz de encadenar varios seguidos con la suficiente rapidez. Ya no pienso en algo estable, sin padrinos y modulera sin carrera –camiseta ya- es ciencia-ficción de la buena.

No sé si pensar que vivo algún tipo de crisis aparte de la obvia, cuando una es así de melancólica es difícil saberlo. Por si acaso, haré una enumeración de ventajas al buen tuntún:

Tengo un señor muy bonito y atento en casa, unos pequeños padres, unos hermanos igual de perturbados que yo y buenos amigos, que me quieren y todo, incluso algún lector al que aprovecho para saludar: hola amigo lector, bienvenido seas. Asimismo dispongo de cierta inteligencia, imaginación y creatividad, y una capacidad inusitada de mustiarme por chorradas y sentirme atormentada por el pasado; si hubiera un trabajo de darle vueltas a todo me lo daban y me hacían jefe regional. Tengo mi propia vida y mi propia señora del Círculo de Lectores, cosas que le diré a mi madre esta mañana, cuando me llame para decirme que también es su santo y el de mi hermana. Males sorres*.

Me propongo medio limpiar la casa con mis cedés favoritos de fondo, y continuar con alguno más de mis posts, seguir leyendo “Todas las almas”, pensar si debo planear cosas más trascendentes que escribir. Es posible que haga sólo lo segundo ya que mi función marujil es muy deficiente, aunque se me da bien planear comidas y me da un poco de pena pasar mi cumpleaños limpiando, encima de que no me toque la ayuda y ser vieja. Esta madrugada lo pienso.

Tengo una botella de Martini en la estantería. Pero sigue cerrada, en serio.

*Malas zorras, en mallorquín.


No hay comentarios: