jueves, 22 de octubre de 2009

LA SOLEDAD DE LA RAZÓN




Mientras peregrinábamos desde La Prospe hasta Princesa, tuve seis kilómetros andados a buen ritmo para pensar que muy probablemente querría escribir algo sobre “Ágora”; no me veía con el humor adecuado para verla y me parecía raro haberla ido anticipando meses antes, mirando fotos en la imdb, pensando que eh sale Rachel Weisz, una de mis actrices favoritas, van a hablar de la Antigüedad desde la perspectiva actual, se trata de Alejandría y su faro, sus bibliotecas etc. , de tal modo que el Sr. Isabelo estaba convencido de que me hacía ilusión visionarla, algo de lo que yo ni era consciente ni me había esforzado en verbalizar más allá de un tímido “Me gustaría verla”; suelo defender a Amenábar de forma periódica a pesar de no ser fan suya estricta; sus primeras obras no me interesan, pero amo “Los Otros” por muchas razones, quizá no las de todo el mundo. No he visto aún “Mar Adentro” porque el tema me puede –ahí tengo “Camino” sin abrir, comprada en un VIPS que ya cerraba hace meses, por lo mismo-, pero me apena mucho ver tanta crítica destructiva por razones sobre todo extracinematográficas y personales.


Viendo que en realidad sólo lleva cinco películas, me parece que es muy pronto para juzgarle tan duramente, y menos por ser como sea y no por su obra, a ver si van a ser como aquellas compañeras de piso radicales que no veían películas de Hitchcock porque era mala persona, según un documental que habían visto. Este director es muy joven y tiene aún mucho que demostrar. Ya veremos qué más hace y cómo se le recuerda.

Las veces que he ido a ver películas suyas -las dos, de tres que tiene tras las obvias de sus comienzos- lejos de ser un desastre, están bien hechas, son accesibles, entretenidas, hermosas y con una puesta en escena muy cuidada y elegante, más un buen reparto. Tienen alguna pretensión moderada y son muy académicas, un pequeño descanso de mis autores más intensos, hasta ellos tienen películas así, de hecho; como a sus más encendidos detractores, a mí tampoco me apasiona, pero es que esas expectativas jamás las pondría en un director de vocación tan clásica como la suya; puede pasar, se puede decir que me ocurrió con “Los Otros”, pero fue por razones más propias que provenientes en exclusiva de la película, si bien su estilo y la atmósfera creada, más la historia en sí, contribuyeron a ello, sin duda.

De algún modo, me ha vuelto a pasar; me ha inspirado su historia de una mujer en un foro de hombres. Salvando las distancias, muchos elementos me trasladaron a momentos parecidos de mi propia trayectoria foril, que siendo el inet no te pueden ejecutar, sólo te banean o hacen que te vayas a base de ignorarte o de decirte cualquier animalada, sigue sin gustar que las mujeres tengamos ideas propias, ya no digamos si encima vas por ahí elaborando tus argumentos y escribiendo posts kilométricos que aparentemente no lee nadie, aunque seguro que los parabolanos de esta época no andarán muy lejos.

Pensé en que podría haber elegido algún otro estreno, alguna película menos conectada con algo que me preocupara, pero claro, es que no hay casi nada que no me preocupe, por tanto, era inútil; así y todo, iba con buena disposición y sabiendo que seguramente estaría bien, ya que estaba interesada de antes por los motivos mencionados más arriba. Me angustiaba un poco que la fuesen a torturar de manera horrible, pero sabía que tampoco se iban a pasar o sería algo fuera de plano; en vez de eso, el fin del personaje de Hipatia es bastante dulce, pienso que quizá Alejandro no quiso que desollaran a una mujer así, no quiso ser tan cruel con ella.

Siendo una maravillosa Rachel Weisz la encargada de componer este retrato, no podía dejar de recordar a uno de sus personajes anteriores, también una idealista de trágico final: la Tessa Quayle de The Constant Gardener, mucho más carnal pero también una persona que no es como la gran mayoría, alguien que de verdad se compromete con sus ideales y acaba mal. Parece que tiene querencia por esta clase de heroínas, aunque esta es muchísimo más fría e inconsciente de su elección y así la interpreta; para mí, la Sra. Weisz es una de las mejores actrices de nuestro tiempo, y posee un atractivo inconfundible que viene más de dentro que de fuera.

No dejo de recordar las bellísimas escenas en las que ella está sola en su mundo, tratando de averiguar cuál es el movimiento exacto de los astros, llorando por no poder descubrirlo aún, como la secreta emoción que se siente cuando desapareces en un libro o una película o escribiendo posts, y no hay nadie más en todo el planeta, todos los imbéciles se han esfumado. Entiendo que a muchos utilitaristas convencidos les habrá irritado sobremanera que a una señora tan solicitada no le interese nada tirarse a los macizotes varios que la cortejan, ni siquiera a ese prefecto que la adora, pero esto no es decididamente Hollywood y no van a subirse al barco y huir a alguna islita perdida del Mediterráneo para vivir felices con toda la biblioteca que salvarían del fuego y el pillaje. Y este final, también lo hubieran criticado, no nos engañemos.

A mí me entristeció más que molestarme, aunque intento comprender a esta vestal de la astronomía, del saber en general, cuyas únicas aspiraciones son conocer, aprender y enseñar, y que por eso es lo peor que existe para unos fanáticos religiosos convencidos de vivir muy cómodos obedeciendo la típica ristra de normas absurdas basadas en una moral dudosa y excluyente, sobre todo cuando se trata de la mujer. Aún hoy en día arrastramos los problemas del fondo católico de nuestra sociedad, especialmente la represión sexual de la mujer y su consideración como ser sobre todo irracional, no sé porqué Amenábar ha preferido no hacer una Hipatia más libre también en un sentido sensual, pero me da que simplemente ese no era el tema.

Uno de los momentos más llamativos del film es cuando ella le regala al futuro prefecto un paño manchado con su período, un momento anti-publicidad aséptica donde los haya, para demostrarle que no es un ser armónico ni tan bello como él cree; desde luego, es lo más original que he visto para decir que no. Da pena ver como en este y en otros gestos imprudentes atiza las llamas del radicalismo contra ella, sin darse mucha cuenta de lo que se le viene encima; como el típico intelectual moderado antes de una guerra , demasiado confiado por años de paz e ignorante de que hay gente capaz de ir a su casa y silenciarle para siempre, que no todo el mundo está dispuesto a dialogar.

Lo más triste de esta historia es que todos esos credos sean incapaces de convivir en paz entre ellos en esa Alejandría mítica, tal como sí lo hace la razón con ellos, o al menos lo intenta; es curioso que me recordó a La vida de Brian en ciertos momentos, pero es que los radicales son así de ridículos; quiénes hayan conocido algún grupúsculo de ese tipo o incluso a entes aislados, lo saben muy bien. Lo que más me recordaba a aquellos terroristas que en realidad querían ambas facciones lo mismo, discutiendo en el templo mientras las legiones tipo Astérix les pisan los talones –ves, los romanos que vimos en “Ágora” no se parecían nada aunque eran muy Poncio Pilatos y unos chaqueteros interesados, como en otras películas- era el grupo de los parabolanos: menudos plastas, y luego, el pobre esclavo que se mete a terrorista religioso por un desengaño con su ama y profesora. Me ha gustado ese toque de culebrón.

La verdad, me parece que los distintos tipos de persona religiosa están muy bien representados; el esclavo que se fanatiza por motivos personales y egoístas, aunque al final se dé cuenta de que igual los motivos de otros no son mucho mejores; el obispo de Cirene, el creyente a toda costa, incluso si se trata de que una de sus amigas más queridas sea privada de su pasión y su vida, y finalmente, el prefecto, que se debate entre el profundo amor que siente por su amiga y el deber de aparentar ser un buen cristiano por razones políticas. Sospecho que los actores que encarnan a estos beatos primigenios, aún estando muy correctos, sobre todo Max Minghella, han sido elegidos también por su excelente apariencia; muy monos y en buena forma todos ellos, tienes buen gusto, Alejandro.

Es una película hermosa y sobria, lamento resignado por un mundo racional que se rinde ante el advenimiento de uno de los períodos más oscuros de la Historia; en mi opinión, una valiosa oportunidad perdida, siempre he pensado que la Edad Media nos la podríamos haber ahorrado entera.


*Añadido en los comments, en el post original: 

En mis búsquedas he visto en un referral que me habían enlazado desde un foro, y había un chico que decía lo siguiente:

"Si no ha visto las de sus comienzos y no ha visto Mar Adentro, esta que ha visto Los Otros y esta porque ha ido ahora a verla?"

Pues mira, "esta" va a contestar a una cuestión, ya que pese al tonillo exigente del que se queja, tiene razón, no he explicado porqué no he visto las películas de sus comienzos; de hecho, se ha entendido fatal porque sí las he visto, lo que no en el cine, sino en la tele.

He visto "Tesis" un par de veces, pero nunca me ha entusiasmado, aunque me parece simpática por ser una venganza contra un profesor y estar hecha por un joven de tan sólo veintitrés años.

Sobre "Abre los ojos", me parece muy ingeniosa, pero tampoco me gusta mucho, no me impresiona; quizá todo esto es más bien un problema con Eduardo Noriega. También la he visto algunas veces en la tele.

Y "Mar adentro", pues me interesa más que estas dos a priori, pero antes de verla, que es un tema un poco duro, me quería desintoxicar de todo ruido político. Supongo que ya no debe faltar mucho para que pueda verla con la mente más limpia, me di unos cinco años a partir de su estreno, ahora no sé si ya han pasado.

Me ha parecido muy gracioso que se haya repetido cierto proceso, eso sí, no voy a delatar a nadie, no sea que acaben haciendo otro foro más XDDD

Eso sí, tampoco creo que se deban exigir explicaciones de esta manera a alguien por no haber visto todo Amenábar en un reclinatorio, digo yo que te puede gustar más o menos, no hace falta ni que le odies a muerte ni que le ames de forma incondicional, eso último me ocurre con otros, pero no con él. Si es que los foros son la peste, por eso yo he decidido que no me meto más en ninguno, acaban todos igual. Me da que eso sí que podría ser un post...

Gracias Sailor, buen intento ;)





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