viernes, 27 de marzo de 2009

DEDICADO A UN WRESTLER SIN GRAN TORINO



Poco antes del Día del Padre fue el homenajeado el que me dió una sorpresa a mí, en una de nuestras conversaciones telefónicas; hace ya unos añitos, escribí este post, en el abril menos cruel que puedo recordar. Pues bien, va el señor y me dice que "Big Fish", que la había visto por televisión esa noche, le había gustado mucho, hasta me defendió al protagonista y dijo que no, que sólo adornaba, que no decía mentiras. Lo que puedo decir a eso es que me gusta que los planes salgan bien o siendo todo lo paranormalera que soy, qué sincronicidad tan entrañable, oiga.

Antes le había estado contando lo que me había parecido "The Wrestler", de Darren Aronofsky, una película que entre otros temas, trata de la truncada relación entre un padre y su hija; por circunstancias, no había llegado a ver nada de este director, ni siquiera "Réquiem for a dream", que parece ser más accesible que "Pi" o "The Fountain". Quizá las vaya viendo ahora, tras esta primera experiencia con el autor.


I'm an old broken down piece of meat and I deserve to be all alone, I just don't want you to hate me.*



La vimos @Arredro y yo en v.o., en el Ideal, en una sesión golfa; a priori, le interesaba más a él, ya que se le podía ver encantado todos los sábados viendo las retransmisiones de Héctor del Mar, y por todo lo que sabe sobre el tema, sospecho que tampoco se perdía nada del Pressing Catch de antaño en Telebingo; además, se había creado unas expectativas, leyendo entrevistas a Rourke y alguna crítica. No era mi caso, aunque me figuraba que era algo sobre redención personal, y no andaba desencaminada; que tratara sobre un luchador de esa clase me parecía interesante, sin embargo.

Así y con estos maravillosos prejuicios, fuimos testigos de una muestra más de la llamada Mítica del Perdedor, formato que suele contener la justa melancolía que me motiva, incluso me emocionó hasta las lágrimas lo que se sabía vanas promesas de cambio del padre a su hija tanto tiempo desatendida, la escena de la conversación en la playa es mi preferida. Si empaticé con estos personajes fue porque me parecieron universales en sus desdichas y sus limitaciones; si firmara este guión, seguramente podría haber hablado de un recepcionista de noche y una camarera de comedor, sería mi versión del conformismo suicida que asola esta historia de trofeos deslucidos y falsas victorias.

También me gustó el retrato de esa suerte de América choni contado un poco a la europea, atendiendo a las preocupaciones e ideas de personas de las que quizá nos avergonzaríamos si fueran parientes o amigos, haciendo que les escuchemos y tratemos de comprenderles, aunque sean el típico padre que da por hecho que su lógicamente resentida hija es lesbiana sólo porque vive con otra chica, o cuando stripper y luchador vuelven a ser los leales jevimetaleros que dicen odiar al pobre Kurt Cobain más por intentar ligar un poquito y por la sobreexposición que ha sufrido Nirvana como bandera indiscutible del grunge, que por hacerse los interesantes sacándole defectos a lo alabado de forma unánime. Es tan sólo una anecdótica conversación de bar para mostrar los intereses que pueden unir a guerrero y bailarina, lo sé, pero no me he podido contener, y eso que sólo me compré "In Utero", y fuera de temporada.

Normal que Axl Rose les cediese una de sus alegres tonadillas gratuitamente, por otro lado...

Aunque no vaya a ser de mis películas favoritas, he leído en la imdb que se la acusa de antiamericana -por mostrar cutreces de sus intocables States, OMG, ¿volverá McCarthy sus amplias posaderas en los oscuros despachos a asentar?- y al mismo tiempo, de ser conservadora por una supuesta evidentísima simbología cristiana y alguna pincelada teóricamente homófoba por lo de que la niña sea lesbiana por haber crecido sin padre. Yo no lo tengo tan claro; viendo que el protagonista apenas conoce a su propia hija, no deja de ser un signo más de la falta de un auténtico vínculo entre ellos. Además, él no le da importancia, sólo es tan ingenuo de preguntar a ver si visten distinto por eso a la hora de hacerle un regalo; dice más sobre él que sobre ella.

Sobre los paralelismos entre la figura de Cristo y la de Ram, la verdad es que como dicen en la imdb, eso es más en "Gran Torino", en la que también alguno se sacrifica por otros, algo que sólo ocurre en unas doscientas mil pelis de nada. Se comenta además que tanto guionista como director son judíos, que no way, o que introducir esa clase de simbolismo era una primera idea que fue desechada hasta el punto de que sólo quedan un par de bromas al respecto, tan intrascendentes como lo cómico que resulta ver al Rourke -que no habrá tenido que irse muy lejos en busca de inspiración, también anda hecho un ecce homo- acicalándose más que una señorona marbellí antes de acudir al programa rosa de la semana, movimientos de melenón platino incluidos.


Más que make my day es ya que su day is made, pero bueno. De eso va todo.



Empezaré diciendo que "Gran Torino" es sin duda mejor y menos sombría que "The Wrestler", aunque tampoco mucho más; quizá si no estuviera protagonizada por una leyenda viva haciendo una genial parodia de sí mismo y de su personaje más popular, no destacaría más que por la diferencia de temas, tan sólo coinciden en lo crepuscular; en ésta, aparte de tratar las relaciones paternofiliales y familiares, también se habla de lo que es ser verdaderamente racista y fascista, cosa que el sr. Kowalski acaba por no ser, o al menos no tal como él se había figurado su vida entera. Ya había leído sobre ella, y la fui a ver con mi sidekick habitual, y dos que no lo son menos en estas lides, el sr.Sark y la srta.Be, a la que gustó muchísimo este nuevo Eastwood, hasta extremos gerontofílicos, de hecho.

Walt Kowalski el Sucio disfruta de un merecido retiro entre desternillantes juramentos camioneriles, muestras de genuino cariño masculino e ingeniosidades y piropos varios a vecinos y amigos prodigados por doquier, especialmente entre sus vecinos supuestamente coreanos que resultan ser los hmong, una etnia que proviene de Laos, Camboya y China y que por apoyar la invasión estadounidense de Vietnam acaban siendo perseguidos y por ello acaban viviendo en el barrio de este señor de ascendencia polaca, un poquito más all american que ellos por un quítame allá esas generaciones. A mí es que me encantó la chavala listilla de la película y no podía dejar de escucharla y admirarla, lástima que la pobre lo tenga que pasar tan mal.

Tal como me imaginaba, es el retrato de un señor más bien de derechas que es mejor gente de lo que se cree, a pesar del fracaso emocional que ha sido su existencia. Me recordó a algunos parientes míos e incluso a mi propio padre, es un poco el padre de todo el mundo; pienso que el día D, el año que viene, le compro el dvd y se lo envío: le va a encantar. Eso sí, aclaro que no soy una cabrona desalmada como los desnaturalizados vástagos del fachilla entrañable en cuestión, me aproximo más a lo que es una blandurria integral; en su día, no sucumbí al sentimentalismo que me caracteriza y logré no escribir un post dedicado mucho más lacrimógeno que este.

De todas formas, todo este visionado de historias de patriarcas malhumorados acabó por hacer mella en mi deteriorado ánimo, si bien en ésta no lloré como en lo del campeón vencido ni me asustó su negrura como sí me sucedió al ver "Million Dollar Baby" años ha; este Gran Torino te lleva por insospechados recodos de esperanza, aunque quizá es un poco ingenuo pensar que una persona así pueda llegar a confiar tanto en unos vecinos, o quizá aún peor, que tales vecinos lleguen a confiar en el facha de al lado. Me imagino las hostias por progrebuenismo pancartero si fuera una española, pero me atrevo a esperar que algo así sea plausible en este país en un par de décadas.

Yo de abuela quiero ser un cruce entre este Kowalski y las viejecillas de "Arsénico por Compasión" :D

*Soy un viejo trozo de carne arruinado y merezco estar solo, es sólo que no quiero que me odies.



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