lunes, 29 de diciembre de 2008
INCIERTO AÑO NUEVO
Debido a la creciente sensación que tengo de que nadie es el dueño de todo esto -quizá una panda de gamberros que no pueden resistirse a armarla a cada momento en su exposición de playmobil cósmica- cada año me resulta más raro felicitar el cambio de solsticio, no tanto el año por venir, que parece tener mucha más lógica; en un solo lunes negro he pasado a engrosar las listas del paro, me he cruzado a mi primer exhibicionista madrileño en las galerías de Azca y seguimos con la inquietud económica que más se va a llevar esta temporada en todos los colores del espectro, si bien ya se va acercando más al verde que a otra cosa.
Para sorpresa de propios y extraños, me siento muy tranquila; es posible que tenga que ver con la ínfima probabilidad de volver a a ver en la vida a la panda de memos vocacionales que tenía por compañeros de trabajo, que no valen ni como compañeros a secas; últimamente venía pensando si no habría sido demasiado dura con ellos, pero aunque Neorrica Sospechosa sea maja en ocasiones, ello no significa que vayamos a convertirnos en amigas, ni mucho menos; aunque los espejismos de amabilidad más convencionales me hagan llegar a pensar si no será mejor persona de lo que creía, luego va e intenta dejarme en evidencia delante de los memos de mayor grado para darse pisto, por ejemplo, y otra vez me doy cuenta de cuál es la realidad, de que la necesidad hace extraños compañeros de cama. Habrá quién pueda excusar en la dichosa y sacrosanta majez cualquier defecto, pero por muy simpático que sea alguien, si hay un desacuerdo de fondo en casi todo, que alguien sea un gran relaciones públicas no compensa que sea un maldito inconsciente al que no sabes si odiar o intentar comprender de nuevo, o incluso que ambas consideraciones parpadeen alternativamente en una especie de Navidad neuronal de imprevisibles consecuencias.
He estado pensando mucho tiempo en qué era mejor, si me renovaban y acabar sacándome el carnet sólo para conducir por la península ibérica quemando sucursales de aseguradoras de madrugada o si no me renovaban y podía por fin descansar unas semanas, ver videoclips con tés de frutas, leer mis acariciados tochazos de Javier Marías o Doris Lessing, seguir en racha viendo musicales varios -pasar la Nochebuena comiendo pisto con bistecs rebozados y viendo "El violinista en el tejado" y a continuación "Fama", la película de Alan Parker, no el concurso o la serie, es lo que tiene- o incluso crear una página bizarra con mis queridos hermanitos, ahora que estamos todos en el feisbuk en armoniosa disfuncionalidad.
Y ahora, mucha suerte para todos en este aciago 2009 que nos espera agazapado cual perro de Tíndalos en todos los cubos de Rubik...¿o qué creiáis que pasaba cuando lo resolviáis?
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