sábado, 26 de julio de 2008

WRITE IT, PUT IT ON A BOOK




Siempre que vuelves a casa me encuentras en la cocina


Ver esta película me ha costado lo suyo. La primera vez que lo intentamos, el día de su estreno, a cinco minutos del final o quizá unos pocos más, un espectador sufrió una lipotimia en las filas de atrás, cortaron la película y nos sellaron a todos la entrada para otra sesión, que sería a media tarde del día siguiente, y mucho más sosegada, con menos gente que en un estreno de David Lynch y lo que es más importante, sin los "vestigios lóbregos del pasado"- Isabelo dixit- que poblaban la sala en ese fatídica noche.
Teníamos a los típicos niñatos pesados de atrás diciendo que si estaban viejos y riéndose a destiempo, que no sabes para qué han venido, como no sea a fumarse unos porros en la sala, el lunático que nos seguía a todas partes mirándonos mal porque mis amigos y yo nos asustamos y nos negamos a que se metiera en nuestra conversación privada -raros que somos- y la señora con pinta de trastornada que iba limpiándose con hilo dental a la vista de todos...¿y esto es el fandom que queda? alguien va a tener que ocultar su equisofilia a partir de ahora. Cuando fui al estreno en 1998 había unas cuántas niñas con camiseta de la serie que suspiraban, y no esto, de hecho lo prefiero, echo de menos a esas shippers que no hacían más que pegar respingos y saltitos.

El pobre Carter, al menos en España, se está llevando una paliza crítica, pero me temo que la primera ya se la llevó, en la Guía del Ocio ponen que la primera película "decepcionó a todo el mundo" y se quedan tan anchos. Me ha parecido un poco fuerte que desde lo que es una guía para saber donde están los bares y poco más se permitan lanzar estos juicios tan lapidarios.

En cuánto a la película en sí, para empezar, no podía creer lo que estaba viendo, no había ni un solo extraterrestre y el Fumador no aparecía por ninguna parte, sólo aparece Skinner y gracias, un auténtico suicidio comercial, cuyas razones últimas siguen sin quedarme claras del todo.

El tono de la película es crepuscular y desesperanzado: nuestros héroes ya tienen sus años, él está escondido cual ermitaño en casa de ella ya que el FBI lo tiene en busca y captura -no parece tener oficio ni beneficio- y ella trabaja en un hospital católico cutre lleno de sombríos esbirros de Dios, volcada en su nuevo papel de médico, ambos en apariencia desterrados a una realidad alternativa en la que sus vidas son tan grises como las de cualquier personaje de telefilm de sobremesa, sin conspiranoias ni chupacabras ni un triste poltergeist de salón.

La trama de la aventura autoconclusiva me ha llamado la atención: he estado revisando guías de episodios en un vano intento de encontrar alguna referencia, recordar algún episodio cuyo tratamiento fuera tan descarnado como este que nos ocupa; a falta de haber visto la octava y la novena, creo posible que este nuevo tono se deba al utilizado en esas temporadas, pero también lo dudo mucho.

Sobre la crisis existencial de ambos, Dana viendo que igual quedarse en doctora frustrada en un hospital de provincias no es la solución a sus inquietudes respecto a los efectos de su vida pasada in the darkness -en ese momento, pensé que la visita quinquenal de Carter con un maletín lleno de dólares respondía muy bien a ese concepto- y el barbudo de Fox intentando emular sus aventuras de antaño a ver que tal, resultando en lo de siempre: al muy manta tienen que venir Skinner y Scully a sacarlo de las consecuencias de sus atolondramientos varios. Y todo porque una petarda usa una leyenda urbana convencional de tráfico de órganos para ver si puede ligarse a su ídolo particular, suerte que al final tiene lo que se merece, aquí la nueva Fawley a ver que se había creído.

Evidentemente, ya no puede ser lo mismo, me da un poco de risa la decepción de algunos, que precisamente se quejan de que no hay nada de La Trama, con la rabia que le tenían al tema, y no pueden soportar que finalmente Mulder y Scully sean cómo cualquiera de nosotros y necesiten unas vacaciones en la Martinica o similar, tal como se deduce de la bucólica escena que se sucede tras los créditos finales. A lo mejor tenemos suerte y es la isla de "Perdidos" y todo.

Eso sí, son una pareja; la pelirroja admite que se enamoró del otro por su cabezonería, mientras Mulder se va por el pasillo diciendo que precisamente por eso no pueden estar juntos, en una especie de reflejo amargo de otra célebre escena de pasillo en la que nuestros héroes casi se besaron y nuestro joven corazón dió un bote, y no pudimos esperar para escribirle una carta al Sobrino de Fotogramas. Se vuelven a besar al final, y aún somos capaces de sentir un estremecimiento de ternura, aunque no se pueda evitar pensar lo que hubiera sido entonces, lo que hubiese molado.

No creo que lo importante en esta película sea que no haya Trama, no la haya o que lo que investigan sea incluso demasiado realista, lo que importa es que ya no son héroes, han sido expulsados de su propia paranoia camp, no acierto a comprender qué quiere decirnos con esto su creador, no sé si es un "dejadme en paz, malditos perturbados" o es algo más suave, diciéndonos que "Expediente X" ya no puede ser, que su momento ya pasó.

Creo que se trata un episodio fuera de temporada, como si no fuese a haber más, y me parece lógico; los que vivimos aquella época en todo su esplendor ya somos demasiado mayores para hacer de la ficción algo más, otras prioridades ocupan nuestras vidas, fuera ya de nuestros refugios y paraísos de entonces.


Otros textos sobre el particular:

Frikis de antaño I
Frikis de antaño II
Frikis de antaño III
Frikis de antaño IV


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