domingo, 8 de junio de 2008

Y NEIL PERRY SE HIZO MÉDICO


En una de mis carpetas de la facultad, concretamente una de las que en su día dedicara a macizos inalcanzables varios, hubo siempre una esquinita para una foto del entonces monísimo Robert Sean Leonard:


En realidad, no se trataba tanto de él como de una de sus mejores interpretaciones, el frágil Neil Perry de "El Club de los poetas muertos" película sobre la que ya me explayé muy ampliamente en su día, aunque he seguido su carrera y la de Ethan Hawke con atención desde que les viera hablando de un escritorio que tenía ganas de volar aquel verano de principios de los noventa o finales de los ochenta, según se mire.
Hasta que me lo encontré en "House M.D." , siempre lamentando que hiciera tan poco cine y se dedicara más al teatro, sólo me habían parecido memorables sus intervenciones en "Mucho ruido y pocas nueces" y "Rebeldes del Swing", en un papel sospechosamente similar al que interpretara en el Club.


La verdad es que en principio, le vi algo desmejorado, al fin y al cabo eran años sin verle en ningún lado, si bien conserva cierto atractivo y lo que es más importante en este caso, su talento, espero que a partir de ahora se le ofrezcan más oportunidades. Luego, hace meses, un día caí en la cuenta de que Neil Perry había sucumbido a los deseos de su padre de forma peculiar, como en otra vida, también de ficción aunque televisiva: Robert Sean Leonard interpreta a un oncólogo de prestigio llamado Wilson, un médico, exactamente lo que quería el Sr.Perry para el malogrado Neil. 
Y no se acaban ahí las funestas casualidades, en cierto modo provocadas; en el episodio quince de la tercera temporada, el titulado "Half-Wit", el gran Kurtwood Smith deja de lado sus villanos y padres severos habituales para interpretar al atribulado progenitor de un pianista con sus facultades mermadas, es decir un artista que debía elegir entre seguir siendo un genio que no podía ni abotonarse la camisa o perder esa habilidad y llevar una existencia más gris y consciente; al final, elige lo mejor para su hijo, en una suerte de redención aparente, en esa otra vida en el hospital Princeton en la que Neil es médico y no es su hijo...



Tras haber sido testigo durante estos años de como los Cameron del mundo satisfacían sus ansias materiales sin pararse a pensar en las vidas que destruían, ni esa realidad ni esta lamentable coincidencia, minúsculo y cómico dolor que parece ser la gota que colmara el vaso, conspiración de los medios contra Keating y alborotadores, han conseguido que bajara del pupitre; revisando los youtubes que he puesto por doquier, me he vuelto a emocionar, he seguido esperando que Neil no se ponga la corona y no vaya a buscar jamás la pistola de su padre.

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