miércoles, 11 de junio de 2008

CULPA AL SISTEMA






Estos días he estado algo desocupada durante la jornada laboral, debido a continuas caídas del sistema; uno de los peligros de limitar el acceso de los empleados a la red, -aparte de lo útil que nos sería el google maps a veces- es que les puede dar por ponerse creativos y hasta tener veleidades de auteur: me he aburrido tanto que he acabado haciendo un falso teaser de un viejo proyecto de tira cómica chapucera que siempre he tenido en mente, y hasta me he imaginado firmando en ferias internacionales con jersey negro de cuello vuelto y unas gafas de pasta, explicando apesadumbrada cómo los personajes "Guarro" y "Gordi" surgieron de la la conflictiva relación con mis histéricos progenitores, que me hacían la vida imposible y me ridiculizaban ante los amigos cool; el álbum se vendería por miles y los críticos elogiarían mi estilo paint mientras pasaban horas fascinados por la hondura naif de una tira sin diálogos en la que Guarro y Gordi conducen por una carretera sin fin, sin darse cuenta de que están dando vueltas y vueltas, perdidos en las autopistas eternas de una isla maldita en la que ya no habita nadie excepto los viejos que no pudieron marcharse cuando los guiris dejaron de venir...

La realidad es que "Guarro y Gordi van de viaje" era lo que siempre solía decirles a mis padres cuando iban a dar su paseo de los domingos, para sacar el coche y que no se oxidara; a mi madre le hacía mucha gracia, aunque ninguno de los dos quería ser "Gordi", curiosamente ser Guarro les daba igual: a estas alturas debería titularlo Masgordi y Menosgordi, dado el espacio que ocupan ambos en estos momentos.
Si llegase a haber un argumento, sin duda se basaría en los momentos de pánico extremo que sufrí en mi infancia debido a la temeraria conducción de mi madre; muchas veces mis hermanos y yo hemos estado en el asiento de atrás cerrando los ojos ante lo que parecía una muerte segura; papá no conduce, ya que es tuerto y nació con un tímpano perforado, no le dejaron sacarse el carnet pero mi madre siempre le pide consejo, y él le dice "Pero si yo no sé conducir, ¿por qué me preguntas todo esto?" lo cual es siempre el principio de una película de italianos de las buenas. Cuando estaban de buen humor le decía cosas como "Eh Fitipaldi!!" cuando tomaba las curvas a toda velocidad, es más, si le decías algo te respondía que la velocidad era guay o algo así de macarra.
Además, en una ocasión casi nos caemos a un torrente vacío, porque ella aparcó enfrente y en vez de dar marcha atrás, se puso a avanzar; recuerdo a mi padre, que en ese momento estaba fuera de nuestro humilde Seat 133, medio subido en el capó, pálido como la cera; otro día, se puso a llorar porque un guardia le puso una multa mientras mi hermana y yo mirábamos ceñudas al señor guardia por hacer llorar a nuestra mamá y una vez tuvo a los compañeros de instituto de mi hermana dándose la mano en el asiento de atrás porque estaban convencidos de que iba a chocar con un camión.
Pero lo peor fue siempre cuando nos adelantaba un vespino; era ver uno y la mujer se ponía a gritar ES VESPINO, PEP; ES VESPINO, supongo que esa podría ser la frase de la tira de auteur y daría para muchas camisetas.

Tras deshacernos del baqueteado Seat 133 -"el coche de la Transición", salía en el documental y todo-, mi madre se decidió por un Volkswagen Polo hace ya unos años, y empezó otra época de padecimientos ya que venía a buscarme al trabajo junto con mi padre, puesto que detesta conducir y sobre todo, detesta conducir sola; una noche lluviosa se subió a la rotonda y se cargó una escultura hortera, aparte de hacerle un bollo considerable al coche y romperle un faro; llegaron a buscarme a eso de las dos: mi madre estaba muerta de risa y mi padre la insultaba y le decía que si había querido matarlo, tuve que decirle "Papá, por favor". La cara que se le quedó a mi compañero de trabajo era para verla.

Afortunadamente, ya no voy más de viaje con Guarro y Gordi pero las secuelas son evidentes; tengo treinta y tres años y no me sacaría el carnet ni por todo el oro del mundo, sigo asociando la conducción con aquella frase final de la excursión que hace el colegio de Adrian Mole en su Diario Secreto:

"Neumáticos ardiendo. Clase 4-D muda de terror."


No hay comentarios: