jueves, 7 de febrero de 2008

MIS PRIMEROS CINCO TRAUMAS


Hoy ha venido Be y nos ha propuesto este meme:

Mi primer viaje: Vaya, éste ya está hecho. No es muy bonito, aviso.

Mis primeros aplausos: En un campamento de niñas, a los diez o once años; me obligaron a contar un chiste -no lo recuerdo- y las demás, tras mirarme fijamente durante unos minutos, decidieron aplaudirme para mi gran alivio. No sé porqué hay tantos gilipollas en el mundo que cuando te ven "formal" se empeñan en que cuentes un puto chiste, aprovecho para maldecirles a todos y mandarles a la mierda, una vez más.

Mi primer trabajo: A los veinte años, como ayudante de recepción en una de las ruinas que componían la casposa hotelera de mi tío; también fue mi primera intriga laboral, ya que eran los tiempos en los que la amante del socio principal campaba a sus anchas por allí; me pagaban una miseria y me tenían todo el día de aquí para allá en calidad de chica para todo; además, me parecían todos muy raros porque se pasaban el día hablando de sexo y haciendo cosas que lindaban con la ilegalidad, entonces no sabía que la hostelería balear era tal que así. Ver veranos de 2001 a 2004 en este mismo blog para más detalles.

Mi primera amiga/o: Se llamaba Sandra, era medio francesa y tenía el pelo negro con flequillo; nuestras madres solían hablar e incluso llegué a ir a un cumpleaños suyo en el que había una tarta de fresas de verdad y además me habían invitado, no lo había arreglado mamá. Quizá fuimos amigas un año, después se fue al colegio público y luego nos distanciamos, ya que las niñas de nueve años no tienen coche.

Mi primera canción: "What's in a kiss" de Gilbert O'Sullivan, me suele recordar los escasos momentos felices de mi niñez, sola frente a la televisión en la oscuridad, sin nadie que me hiciera la puñeta; siempre pienso en una especie de videoclip o lo que sea, con dos niñas minúsculas dando vueltas sobre una moneda gigante en un campo de margaritas, en blanco y negro. No y no es éste, otra vez esas extrañas imágenes que sólo pueden provenir del abuso de la nocilla negra en detrimento de la blanca o cosas peores.

Mi primera colonia: Sería la que me ponía mi madre, era una botella verde; aún hoy en día suelo ponerme muestras y sigo sin perfume propio, aún conservo esta costumbre de adolescente sin medios económicos, aunque creo que algún día me compraré una botellita de Lou Lou de Cacharel.




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