miércoles, 22 de noviembre de 2006

FOLKLORE ODIOSO



Este post me ha recordado un tema con el que siempre he querido ajustar cuentas, por todo el innecesario tormento que le supuso a esta señorita mallorquina en la adolescencia y la primera juventud: la Fiesta de las Vírgenes, que se celebra en esta maldita isla de pardals el 21 de octubre y consiste en que un grupo de chicos se dedique a ir a cantar bajo los balcones de las todavía doncellas, para que luego estas les agradezcan el haberlas dejado en evidencia buñuelos y bebidas mediante. Además te suelen regalar un clavel en clase, y ya en mis tiempos percibí que algunos se cogían este día como una especie de San Valentín autóctono, en el que simplemente iban a cantarle a la novia y se lo regalaban a ella, pese a que esta ya les había regalado el suyo hacía tiempo.

No niego que esa me parecería una buena evolución del tema, ya que esta fiesta siempre me ha puesto muy nerviosa, era un recordatorio de que para mí nada, y encima se suponía que debía sentirme agradecida y orgullosa, no entendía porqué o quizá lo entendía demasiado bien, me sentaba bastante mal y me parecía que se metían en tus cosas con la excusa de la chorrada esta y aprovechaban para burlarse de ti o señalarte como putilla, según lo que creyeran intuir por la cara que se te quedaba; ahora simplemente me provoca un cabreo retrospectivo y solidario, porque estoy segura de que ahora es darles la florecilla y al día siguiente bullying al canto...

Entre 1989 y 1991, estaba en plena adolescencia, presa en un internado femenino y sin televisión, así que no teníamos más remedio que hablarnos y todo, -creo que estudiamos alguna tarde que otra- y naturalmente, uno de los temas más socorridos era el sexo: en el tema virginidad, siempre me hace gracia recordar que discutíamos si a una chica a la que ya habían tocado algunos a pesar de no haberlo hecho se la podía considerar virgen o no, de ahí saqué lo de técnicamente virgen, expresión que acuñamos entre mis dos amigas de pueblos del interior y yo. Si os lo explico es para que quién lo necesite no dude en usarla si se ve en apuros, digan lo que digan, no es lo mismo.

Haciendo un inciso cómico, recuerdo que la amiga experta -es decir la que se había enrollado con un chico- le robó una suerte de fotonovela porno a su cuñado cuarentón y la trajo a clase para que la mirásemos; me mandaron a buscarla arriba y la traje escondida entre dos cuadernos como si fuera una bomba que fuéramos a poner en el colegio: ni a mí ni a la otra más o menos inocente nos gustó un pelo, nos quedamos verdes, sobre todo por lo grande que era todo y la capacidad que había, la estética congestionada, el vestuario con puntillas, los consoladores inmensos que desaparecían de forma inexplicable... no hubo nada que no nos causara naúseas, hasta tuve alguna que otra pesadilla con algo que me destrozaba las entrañas. Silencios inexplicables, caras raras, trauma total durante una semana.

Aunque nunca vino ningún chico a traernos flores, y no recuerdo si comimos los típicos buñuelos alguna vez en aquella época, sí recuerdo una historia muy relacionada con esta fiesta: había otro internado mixto en el que un año de los que estábamos, una de las internas, que era amiga de unos chicos de nuestro pueblo que allí se hospedaban, nos contó que a una que no había querido acostarse con el chulo del lugar, éste la había humillado en público por el sencillo procedimiento de dejar un clavel blanco en cada pupitre de la clase perteneciente a una fémina, olvidando el suyo a propósito para joderla, algo que provocó que la muchacha, al verse cuestionada de ese modo ante todos, saliera llorando de la clase.

Esta historia nos horrorizó a todas, nos quedamos en silencio un buen rato, y a mí se me quedó grabada, ahí fue cuando empecé a odiar esta fiesta de verdad, porque tomé conciencia de lo machista y retrógrada que era, que a los chicos nadie les preguntaba si eran vírgenes y nadie se preocupaba de ello, de si eran o no eran, en su caso no tenía importancia, qué bonito, oiga. Aún hoy en día tengo ganas de irme hasta allí y reventar a ese cabrón, cual Xisca The Warrior.

Por si esto no fuera suficiente, aún otro día de estos se me quedó fastidiosamente en la memoria; esta vez fue unos años más tarde, ya en la facultad: vienen todos los de la clase, tras haber cantado en el patio de la universidad privada de Magisterio "Natillas danone, listas para gustar" y otras ternezas por el estilo, aparte del irritante "Clavelitos" y nos dan todos los claveles a mí y a Anto, la otra chica de la clase que solía ir discreta, sin maquillar, siempre con jerseys de lana gordotes y vaqueros, pero que no llevaba gafas, aunque se la veía ingenua también. Ni siquiera nos atrevimos a mirarnos, nos quedamos ahí como estatuas, heladas por la perspicacia del contrario.

Luego volvió Luis y nos pidió un clavel para hacer "una buena obra"...se lo di yo, tratando de sonreír de verdad.

Sólo veo dos formas de solucionar esto:

A) Que alguna asociación feminista se cabree por alguna historia parecida a la primera y acaben prohibiendo la fiesta, me parece que no se perdería gran cosa, no veo porque hay que soportar esto por cuatro buñuelos y un día menos de clase, es venderse muy baratas.

B) Que se le dé un nuevo sentido, promoviéndola como una especie de San Valentín nostrat, y se dejen de lado las virginidades de la peña, que bastante presión mediática soportan ya en su cotidianeidad, incluso empiezan a hacer chistes en los medios locales como que quizá si vamos a un convento encontremos alguna...

De que se regalen claveles también a los chicos ni hablamos, porque iba a ser como aquello de hacer hombres y mujeres la mili en vez de ir y quitarla.

Que a gusto me he quedado, pero sigo odiando las fotonovelas...


*Añadido de comentarios 7 de febrero de 2015, me ha parecido pertinente, aunque ahora respondería que la virginidad es una construcción social más para controlar nuestra sexualidad y que no debería tener más importancia la primera vez que tienes sexo con penetración que la primera vez de lo que sea, comer cupcakes o dormir en una tienda de campaña, por tanto, claveles para nadie nunca. Y supongo que no llamaría imbécil a nadie, a menos que fuera algo tan deliberado y autoconsciente que tuvieras que pensar en alguien bastante egoísta y comodón, por lo menos, eso que se llevaría. Y al de la historieta, ni me molesto a ver qué le dije, si contribuyes a perpetuar mierda, poco me importan tus sentimientos heridos.

Yo voto por claveles a los chicos también xD. Estoy de acuerdo, me parece muy machista. Sospecho que yo también me habría quedado sin flor. Lo malo que la autoestima en esas épocas no está preparada para valorarlo como lo que es. Una chorrada. Pero gorda, porque como bien dices, es para ponerlo en conocimiento de una asociación feminista y borrarla.
Posted by: Biónica at Octubre 21, 2010 11:12 AM

Humor local al alcance de todos gracias a internet:

http://camilaparda.blogspot.com/2010/10/tradiciones.html
Posted by: Eme A at Octubre 22, 2010 9:49 AM


Pues mira Eme, esa tira, lejos de hacerme gracia me da muchísima pena: no sabría si decirle a la señora que es una imbécil o una antigua. Y lo peor es que su pobre hija será igual, a menos que supere su educación y pase de esta tradición lamentable, sólo puedo esperar que se desvanezca por ya no ser necesaria, ya veo que tendrán que pasar aún más años de los que pensaba.

Posted by: Xisca at Octubre 25, 2010 1:08 PM


Les he puesto un comment, para que vean que no todas nos vendemos por un clavel, espero no haber dado muchísimo miedo. He intentado ser positiva, dentro de lo que es un lunes.


Posted by: Xisca at Octubre 25, 2010 1:41 PM


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