miércoles, 13 de octubre de 2004

LLEVADME A CASA


Mañana es mi último día en este maldito sitio: escribo desde él más por joder y perder aún más el tiempo -ayer me acabé "Nana" de Palahniuk en siete horas más o menos-, ya que me resulta muy difícil concentrarme en el libro de ensayos sobre la literatura de Muñoz Molina que me he traído: sigo con mi firme determinación de no asistir a ninguna celebración, sentarme a participar en una farsa tan evidente es demasiado pedirme, ni hablar.

En el colmo del asedio moral o de la inconsciencia más profunda, vaya usted a saber, me han llegado trocitos de conversaciones del bar de invierno, sito a pocos metros del único mostrador sobre la Tierra en el que dos días parecen dos siglos, en el que casi podría asegurar que se estaba hablando presumiblemente mal de mí, mi nombre ha sido pronunciado al menos dos veces. Ahora resulta que la única maledicente voy a ser yo...de todos modos, no sé porque me tengo que sentir mal, si en este recreo no quería ni estar.

Por alguna razón parece que tampoco hoy puedo pensar más positivamente, sigo viéndolo todo negrísimo, me veo en un futuro próximo sin nada, con la muerte y el deshonor como únicas opciones.

Va a ser la literatura inconsciente esa que habita en todos nosotros mencionada por Muñoz Molina la que me hace escribir estas burradas, aunque siempre será mejor estropear un poco más el weblog que echarse a llorar de pura rabia aquí en medio.

*De ahora en adelante, espero ser menos monotemática; seguramente hablaré de estas y otras lecturas en breve, por ejemplo. Añado también que salí al jardín con un mazo, dispuesta a hacer añicos el regalito de esas dos, pero mi padre dijo que para qué iba a ensuciar, que por favor tirase el candelabro hippie a la basura, y eso hice.

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