martes, 10 de julio de 2007

SIXTEEN TONS



Ayer @Arredro  y yo tuvimos la feliz idea de comprar una pila para la báscula.

Toda la vida he pesado alrededor de sesenta kilos, desde los cincuenta y siete del instituto a los sesenta y dos de cuando llegué a Madrid en enero; el problema es que se han convertido en setenta...

O__OU

De ahí todos mis problemas en las rebajas estos meses, y el tener que comprarme una cuarenta y cuatro de casi todo, pasando a desear que exista una cuarenta y tres en vez de una cuarenta y uno, como me pasaba antes cuando aún me podía poner la cuarenta y la cuarenta y dos, aunque la humillación en Blanco la hubiese sufrido igual: vas a la señorita del mostrador y preguntas "Perdone, ¿no hay ninguna cuarenta y dos?" y ella te contesta "No hay cuarenta y dos de nada, sólo de algunos vaqueros", mirándote de arriba abajo en plan "cómo se atreve esta vieja fofa y celulítica a entrar en nuestro establecimiento tan cool". Pues para que se lo ahorren, señoras y señoritas de cierto volumen.

La verdad es que me lo he tomado muy mal, me dieron incluso ganas de llorar, ya me veía con el colesterol por las nubes, pesando doscientos kilos en dos años y sin poder moverme, pidiendo una operación de estómago en el Diario de Patricia ante toda España.

He estado analizando la situación, porque jamás había engordado tanto en tan poco tiempo, no me parece sano ni normal aumentar ocho kilos de peso en cinco meses, hay algo que estoy haciendo mal y debe tratarse de un exceso de postres y platos demasiado llenos, sin duda alguna; así que he tomado la decisión de comer menos de todo y quitarme la mayoría de dulces y refrescos -todos, no sólo la Bebida del Imperio, que ya la había ido dejando- , aún estoy pensando si comer sólo un postre por semana o dos, mejor uno. Además andaré dos paradas todos los días, ahora que me han cambiado el horario y tengo jornada intensiva hasta las tres y media, el hecho de comer menú todos los días también tendrá algo que ver, supongo. Es un mal asunto.

De momento, me estoy leyendo el libro este de "Soy lo que como" que compramos hace tiempo, este mediodía he comido un bocadillo de pan integral con rúcula y nosécuántos y un batido de fresa y plátano de verdad sin azúcar añadido; no estoy dispuesta a convertirme en un cachalote así como así, y es por ello que pongo mi voluntad de arreglar este desaguisado por escrito. He dicho.

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