lunes, 13 de junio de 2005

NO, NO SON



Hace años que mi madre, y por extensión su familia más cercana, nos encontramos en una situación de acoso sociolaboral absoluto, ya no sé si por mala suerte o por la nefasta conjunción de las aspiraciones cutres y encontradas de algunos mediocres: hoy ese acoso ha estado a punto de provocar algo más que la impotencia viscosa en la que llevamos nadando toda una vida, y quizá deba alegrarme de que hoy hayan tenido miedo, por primera vez.

En una maniobra caciquil más, la monja-vampiro sin entrañas y su secuaz más próxima, la pija perito comercial metida a maestra que NO necesita el trabajo, ya que en su familia de senyors hay patrimonio más que suficiente, han llamado al despacho a mi madre y pretendían que había cometido una falta "muy grave" por un informe presentado por la porcina tutora del curso, manipuladora sobrina de una monja que teje y desteje a su antojo, en el que se acusaba a mi madre de no haber llamado la atención a un revoltoso alumno cuyo delito mayor consistía en colgar un cartel que ponía algo sobre unas gambitas, "algo que no sabían como podía permitir".

Teniendo en cuenta que mi madre solo tiene a este alumno un día a la semana, en principio se ha quedado a cuadros y enseguida ha visto que se trataba de una trampa de ambas arpías para acusarla de no tener autoridad, una autoridad que se han encargado de ir desmontando durante los últimos años, a base de ir relegándola a tareas de menor responsabilidad como dar asignaturas sueltas o servir de profesora de refuerzo para niños con necesidades especiales; podria pensarse que la estaban dejando tranquila, pero no: no sabemos exactamente lo que les molesta tanto, pero pretenden que se vaya por propia voluntad, bien para ahorrarse la indemnización y la pensión que le correspondería después de treinta y dos años enseñando a leer y escribir, bien porque es vieja y queda mal en su equipo de jóvenes y bonitas profesoras de menos de cuarenta años, aunque bueno, las borregas despreciables que apoyan todo esto, resulta que tienen entre cinco y diez años menos que mi sufrida progenitora. Y la directora, fiel servidora de Satanás tiene ya cincuenta y tres.

Así que mi madre ha perdido los estribos, y les ha dicho que se iba a buscar un abogado, empujando a la monja para apartarla de la puerta y llegando hasta mi casa echando humo, para llevarse a mi padre de testigo: he tenido una mañana negra, pensando que no podía hacer nada, que todo saldría mal y que ahora encima nos iban a dejar sin gran parte de nuestros ingresos, lo cual iba a reducir mis ahorros o los de mi hermano, y sólo trabaja él, de momento.

Al volver, me han contado que mi padre le ha dicho a la monja, sin enfadarse -me pregunto cómo lo habrá conseguido- que era una cínica, que en sus tiempos había ética, le ha contado la anécdota del italiano al que hizo salir de su casa diciendo "Sal aquí si tienes cojones y dime lo que me has dicho ahí dentro" o cómo le daban asco los que acosaban a uno de su clase cuando era pequeño, y luego ha hablado de sus cuatro hijos, que nosotros nunca dimos problemas...mi madre le ha dicho que a sus hijos los habían tratado tan mal, "sobre tot a ses nines, que les heu destrovides*".

En este un tanto melodramático punto, he de aclarar que sólo me hicieron la vida más difícil, no lo han conseguido, por mi hermana no puedo hablar, ya hablará ella algún día si quiere.

Luego ha dicho que mi madre había recibido una educación de la que ellas carecían, que la tutora porcina la odiaba -encima resulta que la que carece de autoridad es ella: una niña la llamó "puta" porque le llamó la atención sobre el escote de su top y dos se le liaron a hostias en clase- y que era una buena maestra. La zorra del Vaticano no se ha dignado ni contestar, se ha hecho la sorda y la loca, aunque esto último se le da demasiado bien, la verdad.

Por la tarde había una reunión, y no he querido dejar a mi madre sola, quién sabe lo que podrían decirle. Digamos que tenemos experiencia de alguna reunión de la que ha vuelto llorando porque esa miserable y sus ovejas la han tomado con ella por nimiedades, a propósito, sólo porque tienen problemas de disciplina que no saben resolver y tienen que dar ejemplo inventándose conflictos que sí puedan solucionar.

He entrado en el hall del colegio a las cinco, para gran sorpresa de mi amiga del pueblo, que es la conserje: sólo le he sonreído a ella, que en principio me miraba asustada por una más que segura mirada de psicópata con la que he hecho retroceder a la monja y a la que ha estado siempre callada, pero no por ello menos cómplice, les he preguntado donde estaba la clase de segundo con un tono neutro, pero con los ojos ardiendo y he seguido subiendo a pesar de que me han dicho que tenía una reunión. Te vas tú a reunirte con tu Dios, si te parece...

Entonces me he cruzado de bruces con la pija perito y su marido, amigo de mi padre -si mi iluso progenitor quiere seguir creyendóselo es su problema, unas canicas y unas peonzas no comprometen a nada...- que se han llevado un susto al verme: por lo visto, el marido ha ido hasta allí porque ella le ha llamado, temerosa de que a mi padre se les ocurriese atacarlas. Deberías tenerme más miedo a mí, rubia de bote, que yo te debo muchas y variadas, despojo humano que no sabe tratar a los niños que no son "niños bien" y que no merecen estar en tu colegio de pijos malcriados de medio pelo... has forzado un saludo quedo, has girado la cabeza asustada, casi has huido, y no has podido escapar de mi mirada. Espero que te persigan siempre las miradas de todos los chavales que has humillado, que seas consciente de que estás ocupando el puesto de un verdadero maestro, que se lo merecería mucho más que tú, estúpida.

Entonces ha aparecido la pareja de hecho del pingüino principal, con un "¿Hola preciosa, qué buscas?", que pronto se ha trocado en una expresión de inquietud al ver que quería esperar a mi madre fuera, que la iba a esperar toda la reunión. A pesar de que entonces ha aparecido ella y me ha dicho que no hacía falta que me quedara, que con la gente que había venido no le iban a hacer nada, pero yo me he quedado en la entrada blanca escuchando los ecos del cumbayá de turno en una clase de Catetotesis, pensando en que si las cosas se ponían feas cuando salieran los capos de la mafia, tenía una maceta, una silla , un extintor y el bolso, como armas de destrucción de cabezas innecesarias.

Durante el curso de la reunión, y a pesar de las idas y venidas de una monja que me decía que era muy larga y que me fuese a casa, he ido relajándome y ya me había inventado varias observaciones perversas tipo:

-¿Qué tal el trabajo?
-Oh, pues me han despedido, me han hecho mobbing de ese, se ve que está de moda...

-¿Qué estás mirando tanto?
-Ese cartel de "Descubre tus valores", me pregunto si los chavales ya los habrán encontrado, porque los profesores...

Finalmente mi madre ha salido indemne del trance y nos hemos ido a casa, donde hemos organizado una nueva película de italianos, para variar...

Ahora sí que se acabó. No creo que sirva de nada hablar con este tipo de manipuladores inhumanos, y para mí no son personas, merecen todo lo que les pase, y estoy hasta el coño de que se salven porque nosotros somos los racionales, los moralmente superiores, los ineficaces a corto plazo: hagamos una excepción y vayamos pidiendo precios a la mafia colombiana.

Si llegamos a no tener nada que perder, no respondo de mis actos. Y eso lo digo todo lo en serio que lo pueda decir.

*Sobre todo a las niñas, que las habéis destruido.





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