martes, 17 de mayo de 2005

ARBEIT MACHT FREI



Esta mañana, fuentes sindicales ajenas a la empresa me han comunicado que la única manera de conseguir algo era enviar un burofax reclamando mi antiguo puesto de trabajo, con la añadidura de que me es imposible obtener indemnización alguna, ya que dos de mis contratos son con una empresa y los otros dos son con otra, puesto que la temporada pasada cerraron los apartamentos que tenían alquilados a otra persona y me facturaron al Infierno, seguramente orquestado por los tres capos para evitar que volviese este año, puesto que hubieran tenido que hacerme fija.

Podría iniciar un proceso, pero no quiero perder lo que tengo ahorrado para conseguir bastante menos de lo que podría conseguir, aún empezando tarde, dedicándome a cualquier otro menester: después de esto, dudo que algún día consiga reconciliarme con el concepto que tenía de la recepción y atención al cliente; el otro día leyendo una web, vi unos comentarios de unos valencianos que se oponían al trasvase, debido a que el empleo que producía el turismo consistía en "empleos de mierda , con un sueldo de mierda y echando más horas que un reloj"; y tienen razón, en mi opinión hay pocos trabajos peores que camarero, recepcionista o derivados, y pobre del que se los tome en serio, debido a sus pocas luces o su limitada mundología.

Quizá ni siquiera me apunte al segundo curso del módulo, ahora mismo no le veo ningún sentido, ni siquiera por el alemán: total, van a contratar un germano directamente, y encima le pagarán más por serlo, podría aprenderlo por otras razones, pero no para seguir en la hostelería: me temo que cualquier formación es irrelevante.

Además, existe otra razón de peso para no seguir por ese camino: aquel profesor tan simpático y animoso que parecía creer realmente en la hostelería como un trabajo digno cuyas condiciones podían mejorarse, va y resulta ser un mentiroso patológico del quince.
Diréis que eso no significa que todo lo que dijese fuera mentira, pero es un síntoma de la penosa situación en la que nos hallamos muchos de los desunidos y atemorizados trabajadores del sector servicios: no les basta con dejarnos en la calle con todo perfectamente organizado para que no podamos ni hablar mal de ellos, encima nos ponen un enfermo mental peligroso de profesor, sin importar si se pasa toda la clase contándonos elaboradísimas batallitas sobre hoteles en los que ni ha entrado, usándolas para ilustrar enseñanzas que probablemente sean tan falsas como esas extrañas historias: no diré que no lo sospechaba, era fácil de ver, pero vamos, llegar hasta el extremo de robarnos un poquito con una excursión o intentar obtener los favores de una compañera haciéndole proposiciones, pues tampoco pensé que fuera eso.

Si no me queda más remedio que seguir trabajando en hoteles -aquí a diferencia de los afortunados valencianos, no tenemos fábricas ni alternativas al chiringuito bananero, apenas- voy a intentar empezar de cero, y me meteré en lavandería: quiero un trabajo pesado en el que no tenga que pensar apenas y que sea sencillo, y que esté bien pagado. Si quieres un trabajo así, me temo que ser una mujer es un problema, no me van a dejar ser albañil y piropear groseramente a los transeúntes...

Mi hermano dijo que podría ser "friki profesional", debido a que me encontró la otra tarde garabateando notitas de cara a un próximo post sobre cierta ochentosidad mítica, y me habló de un listo que tenemos en el pueblo, "con menos talento que una ardilla" y que si yo me pusiera a escribir y presentara algo, seguramente tendría razón de ser y no como los poemas, cuadros y ahora cuentos, el acábose, ya, de este que dice ser un artista y no poder trabajar.

No me extraña que hasta Matías Vallés parezca haberse rendido, al menos hoy, y remate su columna con un tristísimo y resignado "Privados del todo, y de todo". Pues sí.

Y con este bandera blanca, nos rendimos, concluye esta serie de posts de desahogo, espero.


No hay comentarios: