viernes, 21 de mayo de 2004

ESTE ES EL VERANO DE NUESTRO DESCONTENTO



esta incertidumbre no la soporto
¡cómo extraño cuando era más pequeño
en ningún momento estaba solo
y todo parecía tan perfecto!

"¿Dudar? Quizás", Bunbury, de su álbum "Pequeño".

Ayer cierto rojo malmasón, que no mi santo, me recomendaba que escribiese un post más ligero para reconciliarme con el vulgo, pero yo le repliqué que tal como están las cosas, no me iba a salir y que si lo hacía forzadamente iba a ser peor. Así que este va a ser un post más al borde del abismo, si bien corto, que mañana entro a las ocho.

Y eso último tiene mucho que ver con los motivos de mi aflicción, de frecuentes inmersiones en la nostalgia y la tensión que me han hecho verter breves lágrimas insensatas leyendo "Tinto de verano", de Elvira Lindo, intentando relajarme y conciliar el sueño, pese a los horarios inhumanos que me han sido impuestos por una mamarracha que no quiere escuchar ninguna sugerencia al respecto, que se ríe del Estatuto de los Trabajadores, que te amenaza veladamente con agobiarte aún más, que si vas a irte llorando, que si vais a estar las dos por la tarde todo el verano porque no servís para nada...y que una ayudante de peluquería que llegó adónde está por lameculos profesional te venga con que no estáis cualificadas ni tú ni la compañera, como si en ese bochorno de empresa lo estuviese alguien y como si ser ayudante de recepción fuese algo en lo que poner interés genuino y por lo que sacrificar tus horas libres, acudiendo a las ocho de la mañana a aprender antes de dejarnos solas...¿cuando?, ¿en noviembre, imbécil?

Quisiera ver como un día esta hotelera desaparece, por una simple cuestión de lógica, y todos los pelotas se quedan en la calle, rodeados de todos esos compañeros a los que trataban como condenados a galeras...

Me gustaría que mañana fuese octubre, o septiembre al menos. Me veo capaz de todo si este verano no pasa como un rayo, o si no encuentro algún entretenimiento que vuelva a convertir los siglos en días de duración estándar...menos mal que mi hermano me deja su ordenador mientras mi disco duro yace en un hd recovery del que ya no saldrá, ni él ni todas las canciones, textos diversos y conversaciones de gran importancia sentimental que había guardado allí, esta última pérdida la peor de todas.

Gracias, Elvira Lindo por hacerme reír tanto el día de ayer, amén de emocionarme con la historia de usted, su santo y sus chavales que citan a Calvin, Hobbes y Savater y se untan una crema antiarrugas de veinte mil pelas en el sandwich...

Y además aquí no hay pretendidos y altivos eruditos izquierdistas de ojos verdeazulados ni nada que remotamente los iguale, ni por fuera, ni mucho menos por dentro. Nunca los hubo.

Me siento como si aquí sólo hubiera gilipollas.

*Añadido 12 de febrero de 2015. Habría que ver qué me parecería ahora ese libro de Elvira Lindo, seguro que a las 100 páginas lo tiro por la ventana por CT y por progrerrancio. Y las que han dicho esta y el Muñón Molina en estos años, en fin. Ya sabemos todos lo que hay con estos dos.


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