viernes, 26 de marzo de 2004

¿TODAS?


Voy a arreglar todo lo que hice mal/ todo lo que escondí hasta de mí...
Andrés Calamaro, "El salmón"


Supongo que este post se debe a una combinación de factores diversos, como tantas cosas: un estado de incertidumbre, inquietudes agudizadas por lecturas varias en el inet y por el libro de José Antonio Marina sobre la sexualidad*, cuyo hilo volví a coger ayer noche, aparte de comentarios que citan aquel dichoso libro que tantos problemas me causó en un momento álgido de crisis personal a todos los niveles, aún sin haberlo leído y entendiendo que probablemente fue al revés, ese cuento que leí un oscuro día de principios del verano pasado sólo fue un catalizador de aquella angustia vital que a punto estuvo de mandar todo un necesario proceso de cambios internos a hacer puñetas.

Se trata del archipolémico "Todas Putas" de un tipo cuyo nombre no vamos a mencionar, por hacerle objeto del ninguneo que se merece a mis ojos, más que nada. Reconozco que me equivoqué en su día al discutir su tema de una manera tan visceral, de no detenerme a analizarlo fríamente; de poner en peligro amistades incluso, por no aceptar que me lo estaba tomando de forma demasiado personal. La violación es un tema que me parece muy grave, de consecuencias irreversibles para quién la ha sufrido, aunque espero que superables en la mayoría de los casos, y creo que usarlo de aquella forma sólo para vender me dió justo en el hueso del tobillo en el peor momento, por así decirlo.

Estuve releyendo mis propios comentarios al respecto en mis foros de siempre, así como los de los demás, y vi que el tema estuvo sobre todo entre si se debía prohibir o no el libro, que siempre estuve de acuerdo en que no se debía prohibir, aunque personalmente mi primer impulso siempre fue quemarlo en una pira, en un equivocado ánimo inquisitorial. Es verdad. Tenía derecho a publicarlo, pero había un flanco por dónde sí se podía atacar ese engendro literario, y era la evidente distancia entre intenciones y resultados, visible en el cuento que estuvo a disposición de todos los internautas en muchos foros, mientras todos tontos, le hacíamos publicidad al indeseable en flames interminables aquí y allí.

Primero estaban las intenciones: al parecer, el autor cambió de disco al menos tres veces, en un primer momento decía que sí que él pensaba así de verdad, luego que todo era broma y finalmente no sé que llegó a decir, ni creo que importe demasiado, en una entrevista televisiva que me contó mi hermano Pakito, totalmente horrorizado ante la desfachatez del caradura este, que por antecedentes está claro que vive de la provocación pura y dura, aprovechándose de la manga ancha de editoriales que en vez de publicar gente que valga la pena, te publican esto, como tantas otras cosas. Y la gente defendiendo su libertad de expresión y comparándolo con Baudelaire y Nabokov, cuyos fines últimos jamás deberían equipararse a los de este impresentable, intentando ver aquella ironía tan pero tan "entre líneas" que no quedaba más remedio que empezar a sospechar que todo era una estrategia para vender una infumable redacción escolar de niñato resentido porque las tías no le hacen o no le hicieron caso.

Que no, que ni por los forros. Ni siquiera lo cogería, es lo único que va a obtener de mí.


Este enésimo ajuste de cuentas con un pasado tan reciente, del que aún quedan rescoldos, me lleva a otro tema en el que he estado pensando a raíz de algunas conversaciones con mi hermano y algún amigo, y se trata de mi relación con las otras. De cómo sigue siendo más bien conflictiva, de que estoy a punto de darles la razón a los hombres sobre nosotras, en general, y lo desolador de esa tentación que me acomete día sí y día también.

Mis mejores amigos son hombres, son chicos. Suelo pelearme más con las mujeres, y quiénes peor me han tratado han sido ellas. Me llevo mejor con mis hermanos que con mi hermana, aunque me lleve mejor con mi madre que con mi padre. Y eso que yo estuve en un colegio de chicas durante los años cruciales de la adolescencia, habiendo ido antes a un centro mixto, pero a la mayoría las encontraba raras y en esta vida, me he encontrado con pocas mujeres interesantes que fueran capaces de hablar conmigo de cualquier cosa; me he llegado a considerar incapaz de tener amigas por encontrarme en muchos casos con féminas que me hacían sentir que mi mente era un cubo y la suya un cuadrado: no puedo mentir, con los tíos eso me ha sucedido en menor medida.

Naturalmente hay mujeres que no son así, pero parece que hay muy pocas. Y eso me inquieta, me hace pensar que todos esos prejuicios contra las mujeres no son prejuicios sin base, pienso siempre en intentar hallar pruebas fehacientes de que esto no es así, o no es tan así, pero al final siempre acabo igual: sintiéndome incómoda con la mayoría de representantes de mi propio género que conozco, porque soy una maruja nefasta, porque no tengo un especial deseo de formar una familia o de tener hijos o de nada tan tópicamente femenino. Me gustaría que importara antes ser persona que mujer u hombre, o que les importara a muchas, y me gustaría no sentirme así nunca más, pero siempre vuelve ese terrible sentimiento de inferioridad, de que los hombres son mejores, por así decirlo.

Intenté unirme a la causa feminista, pero ésta finalmente ha logrado desilusionarme, no he tenido más remedio que acabar pensando que muchos de sus planteamientos más radicales son tan ridículos y excluyentes como los del machismo, que no niego que consiguiera avances muy importantes para la mujer en todos los ámbitos en un principio, pero que demasiados parecen haberse quedado en la superficie.

Quizá sea un problema más personal que otra cosa, pero a pesar de que me he esforzado en comprender y valorar un hipotético mundo femenino, me he encontrado con que eso tampoco me vale, quizá como disfraz estético y lúdico, pero nada más. Lo que importa de verdad concierne a todos los sexos, diría yo, aunque entienda que no dejo de ser una mujer, y que también veo el mundo desde esa perspectiva.

Me gustaría no tener que avergonzarme de eso a veces. No sé si a los hombres también les ocurre.


*Añadido 12 de febrero de 2015. ¿José Antonio Marina? eso sí que va ir a una pira en cuánto los pille. Sobre "la causa feminista", de rendirse nada, que ni siquiera había empezado y nada de razón, todo misoginia internalizada, miedo y neomachismo vario; sobre el libro del miserable, toda la razón, eso sí. Y aún ha cambiado de disco otra vez, menudo chollo vivir de una sola obra a la que vas cambiando sentido e intenciones a lo largo de los años...


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