Lo cierto es que detesto a Sergio del Molino hasta el extremo de haber acabado perteneciendo a un selecto grupo de haters compuesto por un señor castellano muy leído y yo. Este odio tan bien alimentado consta de varias facetas: su posición política contraria a la nuestra, su evidente oportunismo, la promoción de valores neocon engañosamente barnizados de progresismo en sus columnas, su implicación continua en polémicas artificiosas destinadas a buscar audiencia a toda costa y el tipo de continuismo cultural que representa.
¿Y qué hago comprando un libro suyo y reseñándolo? Pues que pasó esto, tuve una discusión con su editora y una amiga suya:
Me lo compré, sí, por orgullo propio y por orgullo de clase, porque a mí una editorial que vende trescientas páginas a veintitrés eurazos en físico no me regala nada. Pero los diez del ebook, aún siendo demasiado por un libro electrónico, pues vale, challenge accepted. Además escribí estos casi trescientos tuits a modo de notas públicas, con gente que me preguntaba “¿por qué te haces esto?” y tenían razón, nunca mais.
Antes de empezar, un inciso sobre cómo tantos no pertenecemos al grupo de gente que se puede gastar doscientos euros cada mes en libros, comprarse todas las novedades y luego decirle al parado
diverso, al trabajador reventado, a las miles de situaciones que no son la suya, que porqué no lees, y si lees, que porqué te bajas libros, que nos estás robando, tres años de cárcel. Y si dejas de hacerlo, que si eres una inculta, que porqué ves tal programa o haces tal cosa y no estás leyendo a Proust.
Luego son progres, moderados o incluso de centro, además. Te tienes que reír.
Por suerte, parece ser que quiénes acudimos a bibliotecas sí podemos opinar tanto como quiénes pueden comprarse todos los libros que salen sin ni mirar el precio y ponerlos en las prístinas estanterías que limpia la chica cada semana sin falta. Nosotros los pobres y nuestras bibliotecas extrañamente bien provistas para estar en provincias.
Bonita pendiente resbaladiza esta de que opine sólo quién puede pagarse los libros. ¿Se pretende que se escriba sólo desde salones lujosos en los que se dicta cada palabra para no perturbar a quiénes pueden permitirse las ediciones más caras? ¿y qué mas no podrían hacer los que no pueden en absoluto, los que sobreviven con menos del presupuesto que otros dedican sólo a libros? ¿los que quieren leer lo que les plazca y no ser el lector perfecto y dar una imagen de la intelectualidad justa, acatando lo propuesto por los semanarios culturales y sus recomendaciones nada interesadas?
Sería muy largo para incluirlo aquí, pero creo que esta experiencia me deja claro que la literatura debe cambiar para no seguir romantizando el libro físico y todo el espacio y el capital que se necesita para almacenarlo, para que no haya editores atacando posibles opiniones negativas por las redes, tanto necesitan vender la novela de turno, tan exacerbado está el enfoque utilitarista del mero objeto, su promoción, su difusión a toda costa sea cual sea la calidad real de su contenido, por hermoso que sea el envoltorio.
Nunca pensé que llegaran tan lejos como esto, habrá un antes y un después de esto para mí.
Ahora mismo creo que si el libro físico desaparece se lo tiene más que merecido, no anda lejos el día en el que nos encarcelen a todos por toda opinión negativa o incluso regulín que implique o implicare a las corporaciones que nos gobiernen, esperemos que aún falte mucho para que dirigir un sector de una editorial sea como llevar el pequeño país comunista inventado de Top Secret.
¿Y publicar con gente así? ¿con este sistema y estos condicionantes? ¿para qué? ¿por qué te estarían publicando en realidad, cuántas servidumbres adquieres, cuánto te encerrarías en determinados temas de moda, en un estilo sobre todo comercial del que no podrías despegarte demasiado? ¿por qué habría de respetar sus cánones, cada día más limitados y repetitivos? ¿por qué lo mejor es siempre la perspectiva de un señor blanco mediana edad de posición acomodada, de pinceladas de progre a umbralista más o menos disimulado en el caso español, sector ámbito viejoven orgulloso de ser fascista cool?
Pasemos ya a hablar de este batiburrillo infernal que tanto me ha costado clasificar por temas, los trescientos tuits de antes tienen su razón de ser.
En lo formal, no me impresiona ni me parece especialmente memorable, muchos pueden escribir así y mejor. Un casi irreseñable y muy enredado cúmulo de anécdotas hiladas según le conviene para colar su tesis y sus conceptos a ver si le sale una nueva CT y queda entronizado como Intelectual del Régimen, el que sea, que parece ser el principal objetivo de este ensayo; no hay más, te pueden hacer más o menos gracia, a mí no me la hacen, en absoluto. A veces también parecen hiladas de forma perversa, hablar de lo mucho más clasistas que los demás que son los catalanes por una anécdota de una novela de Francisco Ferré en la que les molesta que se haga un programa radio desde las comarcas, y a continuación ponerse a hablar de que al nacionalismo no le gusta la gran ciudad y de que Hitler odiaba Berlín y amaba Baviera, está claro con quién pretende asociarnos a los no tan españoles.
Me parece muy malicioso por su parte, incluso excesivo; podrías pensar que es casualidad pero la maniobra se repite con varios temas en bastantes ocasiones, equiparaciones interesadas entre religión y comunismo o comunistas y franquistas. No son sutilezas que nadie vaya a captar, me pregunto a cuántos de sus lectores es precisamente esto lo que más les gusta, o esa soberbia gris y mal entrañada de andar permitiéndote que elijas entre mal menor y mal mayor, como si nos fuésemos a tragar todo lo que dice y simplemente obedecer a la voz de la razón.
Le he visto muy al servicio de intereses más que respaldados por el sistema, en un continuo tirar la piedra y esconder la mano, un “yo no quería decir esto pero lo dejo caer” o su no querer enmendar la plana a expertos en los temas que trata y escribir desde “la feliz ignorancia del diletante”, todo vendas antes de la herida. No tiene ningún sentido esta postura, si escribes y publicas un libro y lo cobras tan bien, además, algo querrás decir, aparte que me parezca querer eludir su responsabilidad en la difusión de ciertas ideas.
En todo momento se pone por encima de la necesidad de pertenencia a un grupo de los demás, procurando ridiculizar ciertos tipos de identidad, y clasificándolos de forma arbitraria en más o menos nocivos e irracionales; se ceba especialmente con los nacionalismos periféricos y la al parecer tan necesaria e infrecuente desmitificación de la izquierda, porque no ha habido suficiente revisionismo histórico al respecto durante los últimos años ni ha hecho su mella. Rompedor.
Pero sí que tiene sus lealtades tribales, es claramente españolista, quiere resignificar serlo y separarlo del fascismo, pero con este fondo conservador que le voy viendo dudo que eso último le importe, con taparlo un poquito le valdría, me sorprende que a nadie parezca preocuparle de dónde viene Del Molino y a dónde parece ir, o que se fíen así de él. Y para ello no se detiene ante nada, deja claro que el catalán es un idioma payés al mismo tiempo que nos acusa de clasistas por teóricamente sentirnos mal por eso, consideración clasista en sí misma, intenta desdeñar todo el Romanticismo sólo por verlo como germen de identidades territoriales, comentar en varias ocasiones que podríamos haber desaparecido, que a muchas lenguas así les sucedió, que la gramática castellana sea sinónimo de modernidad y progreso, e incluso que si la sociedad catalanoparlante es más clasista que otras sólo por hablar otro idioma, somos Slytherin, hablamos parsel y escupimos veneno; veáse fragmentos como este mismo, cuando habla de la literatura de lo charnego, desde fuera, viviendo en Aragón y estando resentido con el pueblo valenciano en el que se crió de pequeño:
“Quizá porque hay un sentido clasista más fuerte (expresado en la barrera de la lengua: es mucho más fácil identificar al emigrante en Barcelona, porque es el que no habla catalán) o porque las dimensiones del Gran Trauma fueron más duraderas allí, pero Barcelona ha dado una literatura inspirada en los efectos del éxodo mucho más rica e interesante que la de Madrid.”
Hay que darse cuenta, si la literatura de Barcelona le parece mejor, debe de ser porque sus prejuicios son más. Y lo de que siempre sea el emigrante el que no habla catalán es muy discutible, aparte que estemos hablando de ficciones situadas en los sesenta y que no retratarán todas las situaciones, a ver si hacemos el favor de no endosar más clasismo del que corresponda al hablante de otras lenguas del estado de tanta rabia que les tenemos.
Y eso son sólo algunos ejemplos, lo más espectacular en este sentido es todo lo que quiere que deban las “culturas políticas fuertes” vasca y catalana al carlismo y lo mucho que lamenta tener que reconocer mínimamente que el patriotismo nacional nuestro siga ligado al fascismo. Esas actitudes ya nos dicen a dónde queremos llegar con todo esto.
Por si esto no fuera suficiente muestra de su anticatalanismo rampante, va y excluye a todos los pueblos del litoral mediterráneo de problemática alguna por serlo, a nosotros no hay que comprendernos ni glosar nuestras virtudes, nosotros si nos perdemos, mejor, que somos España urbana y moderna y ya está, el mar anula todo caciquismo y toda endogamia con sus propiedades mágicas, las carcajadas de Lovecraft altas y claras. Podría haber hablado de la incidencia negativa del turismo en nuestras comunidades, pero se ve que no somos dignos por nuestra naturaleza corrupta, a ver si esta vez sí nos desvanecemos y puede ser por fin una, grande y libre.
También mola que el único libro en catalán que le parece bien -uno de los que puede encajar en sus tesis de La España Vacía como tema y marco- lo escribe un aragonés de la Franja, no iba a ser tan catalán como eso.
Mucho habla del clasismo de otros quién siempre ha negado lo estructural y ha alabado el individualismo y la autosuperación más neoliberales, aquí eso también pasa; se habla de rencor de clase y rencor social en vez de orgullo al menos en dos ocasiones, considerando que quién odia a la clase superior es que tiene complejos, más capacitismo, es Sergio del Molino. Así como en un post de blog pensaba que los pusilánimes incapaces de hacer frente a la presión social por tener hijos no merecían ni tener amigos -la peña víctima de acoso escolar o laboral, por un barranco de Esparta todos- aquí se atreve a decir que ningún libro producto de timideces o neurosis merece ser valorado. Eso en la parte de propaganda de los amigos escritores, a ver si formamos generación literaria y entramos en la Historia, además de todo.
De esos amigos, sólo he leído a Jenn Díaz, ella sí me sorprendió con su Madre e Hija, a pesar de escribir en la dichosa JotDown. Habrá más Jenn, Sergio sólo si es muy necesario.
También mola esto de señalar que el Romanticismo no trataba temas sociales, obvio, y luego dejar al lector más concienciado esperar sentado a que hable de la crisis que ha obligado a tantos a volver al pueblo con los padres, es más, parece ser que se empeña en considerarlo una decisión informada de toda su generación, nada menos. Que si somos viejóvenes y preferimos el sedentarismo, en el capítulo final de las explicaciones no pedidas parece que le agradece a la situación socioeconómica imperante haberle quitado pájaros de la cabeza sobre ser como los beatniks de On The Road ¿tendríamos entonces que agradecer otros el no poder decidir nuestra vida o que tengamos que quedarnos en el pueblo y aprender a conformarnos con lo que nos ofrece? ¿y lo conveniente que es para el sistema toda esta ausencia de queja y el igualar situaciones?
Su anticomunismo es ejemplar, una herida que sangra a la menor oportunidad casi tanto como su forúnculo antiperiféricos. También se puede hablar de ensañarse con la izquierda y sentarse a hablar con la derecha, no salen los 100 millones de muertos del comunismo pero poco le falta. En vez de eso, tenemos una delectación constante en los fallos de la izquierda y de la República, que si mira los régimenes comunistas que en el mundo han sido, que no se puede culpar a Marx pero que de todas formas era un clasista con los campesinos, que si las Misiones Pedagógicas eran pocas y ya estaban “en el ambiente” gracias a la institución de Enseñanza Libre desde hacía décadas para luego decir con la boca pequeña “pero tuvieron un gran impacto simbólico“, que si el tramposo comunista de Buñuel y las Hurdes de Tod Browning, que si prefería la justicia a la verdad y que si Bakunin fuma.
Unas muestras de ello:
“Es un terreno resbaladizo que conecta con los precedentes soviético y mexicano de las misiones (hay una inspiración clara en los planes bolcheviques de socialización del legado cultural entre los campesinos). Los campos semánticos con palabras como "fraternal" y "pueblo" llevan el discurso a sus raíces utópicas y cristianas. En otras palabras: evangelizadores. La cultura es un evangelio, y los misioneros, sus predicadores.”
"Como tantos otros proyectos de la República, el de las misiones fue terriblemente modesto en sus resultados si se los compara con sus ampulosas declaraciones de principios"
En cambio, lo que es la dictadura de Franco sólo es calificada de larga y sanguinaria cuando afecta al patriotismo español que podríamos haber tenido, el resto del tiempo no eran para tanto ni la dictadura ni la Guerra Civil, ya había problemas en España de antes y había falangistas buenos “de la rama social” que hacían cine neorrealista genial como Surcos- esto se opone a las Hurdes como falso documental, qué conveniente- o monárquicos que no eran tan franquistas tampoco, una pena que no se decidieran, que hubiese durado el franquismo cinco minutos.
Porque esa es otra. Una doble vara de medir del tamaño de Wisconsin; se duda del imperialismo de la Proyección Mercator, que total sólo es una operación matemática sin más implicaciones, pero no cuando se trata de desacreditar a Buñuel, de repente irse a un pueblo a enseñar sin fondo sacro-bolchevique y ser maestro en el 2015 ya no es paternalista ni clasista, y además eres como el Dr. Fleischman, nada menos. Hablo de los pueblos y me creo Doctor en Alaska, uno de los dibujos más artificiosos e idealizados de las comunidades pequeñas que puedas echarte a la cara…la parte de la España Negra encima es penosa en este sentido, pero bueno es saber que se metió a reportero de pueblos porque no había competencia. Con un seis y un cuatro, aquí tienes tu retrato.
No olvidemos jamás a la señora de barrio de origen andaluz que osó discutirle al maestro Del Molino el generalizar sobre su gente como navajeros en Lo Que A Nadie Le Importa, otra novela del caradura este, que mucha condescendencia con ella y decirle “es que es un personaje” -que esta lectora no notase la supuesta visión crítica en su novela no parece preocuparle en absoluto- pero luego ahí hablando de cómo la animadora le miró avergonzado o que si le habían advertido sobre ella, aparte de contarlo así en su libro, por si lo lee la mujer en cuestión, que sienta la impotencia de no poder responder. Cabe preguntarse si esto fue así como relata este gran tipo incapaz de responsabilizarse de lo que dice.
He aquí la tierna historia de cómo ser un elitista, clasista y machista ejemplar, y si fuera sólo esto:
Eso es lo que le importa la opinión de sus lectoras, el feminismo sale sólo porque toma prestado de su jerga la palabra “empoderar” y pone cuatro tías aquí y allí para que no cante demasiado, y luego le preocupa cero esa perspectiva, hace cosas como hablar de la frustración del Pijoaparte por no poder follar con pijas y tener que hacerlo con una criada, no importamos, somos objetos y de eso ni una palabra, ya no hablemos de la metáfora alargada del útero como símbolo de estabilidad. Luego desprecia justo los clubs de lectura de señoras así a lo escritorazo misógino USA y los ve como uno de esos males menores que nos da a elegir a los mortales, que son necesarios aunque produzcan señoras que “ven injurias que sólo están en su imaginación” con todo lo que eso implica respecto a la supuesta menor racionalidad de las mujeres y de las mujeres mayores en concreto. La otra opción son “agendas de otros”, que él no tiene, por supuesto.
Lo estrictamente literario es de un continuismo pavoroso, pretender que te arriesgas como escritor joven siendo relacionado con Cela o Delibes por haber sido favorecidos en el franquismo, como si eso fuera posible en un franquismo sociológico que aún domina, aceptar el consenso a pesar de todo, a pesar de “los costes”, que para él es la pérdida de una literatura nacional en la que prosperar, claro. Otros precios que se han pagado nada qué decir, por lo visto.
Los referentes son definitorios, casi todo señores, classic spanish socioliberal, muy esperables: los citados más Azorín, Valle-Inclán, que no se ve nada que intenta ir de carlista irónico imitándole al mismo tiempo que llama carlistas a todos los periféricos, y que no falten Galdós y el glorioso siglo XIX español aunque jamás por su odiado Romanticismo, enésima desmitificación de la Generación del 27 con Lorca de sparring, como si fuéramos nuevos, más de lo mismo pintado de un rojo lo más pálido posible, cada vez más cercano al gris, al azul oscuro.
Dos perlas finales:
La Restauración según Del Molino: "A la sombra de la paz corrupta y cleptómana de esos señores con barba que se alternaban en el gobierno a base de pucherazos y negocios con caciques casi feudales, creció lo mejor, más moderno y necesario de la España que hoy conocemos"
¿No parece que esté hablando de la necesidad de un sistema corrupto pero estable? ¿o de un gobierno que gobierne? ¿de sentido de estado, quizás?
“Destruidas la religión, la conciencia de clase y sus identidades políticas, así como la familia es normal que busquemos pasados mitológicos que nos expliquen o que nos consuelen de la liquidez feroz que se derrama a nuestro alrededor"
Está claro de qué va todo esto. Me gustaría saber qué es tan interesante y valioso para algunos, dónde está el atrevimiento, dónde lo genial, en este intento de equiparar todo a base de apisonar la diferencia creyendo que vas a ser tan esencial y tan memorable, sólo espero que te equivoques, conmigo ya te has equivocado.
¿Hay algo bueno en este libro para mí? Sí.
Al intentar apear a Bécquer de su irresponsable ensoñación romántica o comparar la credulidad de abuelas y paletos fans de escenas del Quijote en su pueblo a la de Mulder no me ofende, me elogia, ellos sí son referentes, en mi maleta también hay extraterrestres y rayos de luna en vez de banderas españolas.
3 comentarios:
Creo que esto te gustará: http://www.revistadelibros.com/resenas/la-espana-vacia-viaje-por-un-pais-que-nunca-fue-de-sergio-del-molino
De esta reseña que aporta este anónimo, primero muchas gracias por ello y luego destacar que no estoy de acuerdo con su postura política pero aporta pruebas sobre las imprecisiones en la supuestamente exquisita documentación del Sr. Del Molino, pero claro, cómo está escrito desde lo diletante...ahí también discrepo, no admito esta postura de deshonestidad intelectual, para mí no tiene sentido y jamás lo tendrá. Y no me agrada su escritura especialmente ni por supuesto me parece que no se haya sobrado suficiente con el ámbito catalanoparlante, ese dejar fuera es precisamente ninguneo de los problemas que podamos tener en pueblos del litoral mediterráneo, por ejemplo.
Pero vale, vemos que a alguien no muy distante de su posición política, que el autor no le cae mal le parece sospechoso y algo confuso el libro, que a veces no sabes bien lo que quiere decir y que encuentra errores e interpretaciones muy convenientes de la documentación, era fácil de imaginar.
Mucho decir que es sólo mi opinión, pero este libro acabará siendo tomado como un ensayo perfectamente válido, y su autor como especialista de la cosa, el que no quería enmendar la plana a nadie, se curra todo esto y al final claro que la enmienda. No será porque yo trague con ello, desde luego.
Quisiera destacar algo más de esta reseña que me han pasado y es que define el libro en un concepto, independientemente de lo que te haya gustado: "elevar anécdotas a categoría", pues eso es, si no te vale, te vas a mosquear en algún grado seguro...
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