miércoles, 25 de junio de 2014

UNDÉCIMA Y QUIZÁ VENCIDA


Este año aún he escrito alguna que otra cosa, ha ido mejor que el pasado que no escribí nada y por ello decidí anular el décimo aniversario del blog. En realidad tengo tres proyectos de post sin publicar, por desarrollo insuficiente.

Pero vaya, que así a lo tonto, llevo once años de blog. No actualizo apenas, aunque nunca he sido persona de post diario, como mucho podría actualizar cada semana o cada dos semanas, ahora ni un post al mes, supongo que otra persona lo dejaría, pero igual que han vuelto mis ganas de leer, pueden volver mis ganas de escribir, y a veces ya vuelven, pero no se quedan el tiempo necesario. He de decir que no me gustaría convertir esto en un trabajo o una obligación, y me sigue gustando la idea de tener un lugar dónde escribir si lo necesito, que así es como concibo este espacio en líneas generales.

Aunque las redes sociales me estimulan infinitamente, también contribuyen a mi dispersión habitual, trato de casarlo todo y es muy difícil, al final el post se te olvida, se te queda a medias, te surge un asunto en tuiter, una respuesta ineludible, recibes un mail que quieres contestar, te quedas empanada en el tumbler etc. tendría que hacerme un horario o distribuirlo por días aunque fuese de manera informal y según lo que se tercie en el momento.

Luego, mi vida consiste más o menos en esa escena tan típica de las películas de aventuras en la que los protagonistas van en un bote a la deriva, sabiendo que al final hay una cascada y que un día caerán por ella, socioeconómicamente así es como veo el tema, tal es la incertidumbre. Mientras tanto, me informo de cómo va a ser la caída, si me podré salvar, si podré salvar a otros, cuánto durará la barca o cuánto queda para llegar, o si vale la pena que me siga preocupando por algo. Reflexiono sobre el pasado, lo reviso, veo cosas que antes no había visto, me digo que en octubre cumplo cuarenta años y que es muy posible que estas circunstancias sean de lo peor que podía haber imaginado, pero en realidad no lo sé, nadie sabe lo que va a pasar.

Y claro, es triste, es duro. Al menos aquí lo puedo verbalizar.

Siempre podría ser mejor, igual no tenemos porqué caer, se va secando el río, aparece algo en la orilla, acabamos en el mar, en otro río, lo que es seguro es que no vamos a aparecer en una urbanización con piscina, ni siquiera en un viejo piso gótico alquilado sin mucho que restaurar. Y que en realidad, eso nunca fue posible, eso es lo que paso tanto tiempo intentando asimilar sin mucho éxito, tanta mentira junta y tanta matraca dada cuando no había nada que hacer y nunca lo hubo.

Esto ya va a afectando a todo el blog que llevo, de repente, me siento muy alejada de casi todo lo que he ido escribiendo a lo largo de los años, especialmente en temas políticos y sociales. Ya no pienso lo mismo, ya no se podría pensar lo mismo ni a tiros porque ya no existe base para ello si es que alguna vez existió y no fue todo un espejismo, y los habrá que digan que me he rendido y no, no me he rendido, no hay manera, no entiendo cómo es posible. Y quizá es mejor que no lo entienda y que siga sucediendo, que mejore sus métodos.

Finalmente, veo que la muerte de mi padre me ha dejado con un pie en primera línea de combate, y en esta Tercera Guerra Mundial lo llevamos crudo, no ha sido con palos y piedras, está siendo un ir dejándote en bragas.  A veces pienso que la vida ha perdido sentido, que todo es como más amortiguado, tan presente tengo el fin a veces, en este pueblo la gente se muere mucho, y antes de los setenta; muchos amigos suyos han fallecido también, o se están yendo por cáncer o enfermedades degenerativas. No sé yo si duraré tanto como eso, y ni siquiera me parece mal del todo ni me asusta tanto como antes, lo voy comprendiendo.

Y aún así, sigo haciendo, pensando, imaginando, evolucionando. Es una suerte, supongo.

Por todo ello, pienso que lo que escriba, si es que llega a ser, va a ser muy diferente de lo que lleva escrito ya tanto tiempo.



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