miércoles, 8 de diciembre de 2004

PUES NO, ESTO NO ES LA CRÓNICA




De ciencias tenían que ser...



Debería aclarar que he tenido un mal día, pero ayer no dormí nada, así que sólo he estado perdida media jornada: como si de una versión doméstica e inofensiva del clásico detective alcoholizado y sin afeitar se tratara, a estas horas sigo con el pijama a rayas puesto y apenas peinada, tratando de desentrañar porqué me habré puesto a ver esta película precisamente hoy, y encima fragmentada, con la cancha que dan los descansos para hacerse demasiados cafés -eh sólo un par, nada grave- e ir paseando pasillo arriba y abajo, a ver si detienes a tus pensamientos colocados en un esquema perfecto de colorines, lo único que me ha funcionado en mi desastrosa vida académica a la hora de relacionar conceptos, algo que descubrí quizá demasiado tarde.

Creo que la película me ha gustado demasiado, ha vuelto parte de la vieja friki que se pone a llorar en las películas más inesperadas por motivos ajenos a lo que sucede en pantalla, como la vez que sufrí un desengaño que luego se revelaría como bendición y me metí en un cine a ver una de la Bullock de adorabilísima taquillera de metro: en realidad me escondí allí para sollozar absurdamente sin motivos reales para ello, como he hecho tantas veces.

Es posible que en esta ocasión mis lágrimas no hayan sido del todo equivocadas, puesto que presumo que lo dicho por el profesor de la película, encarnado admirablemente por un Robin Williams experto en estas lides, ya era una idea preexistente en mi cabeza, algo que a estas alturas aún es nuevo para mí: yo también me he pasado la vida leyendo, pero he aprendido que para comprender algo de verdad, para saberlo realmente, tienes que experimentarlo, si bien en la realidad esta afirmación debería ser aplicada teniendo en cuenta diversos factores, que no es tan fácil. Un guión no es una guía ni una confirmación absoluta de la verdad sobre nada, es solo el reflejo que alguien nos ofrece y que es posible que coincida con el nuestro en muchos puntos. He aquí la transcripción de la parte que nos interesa de la bronca al pupilo, tan soberbio en apariencia:

Si te preguntara sobre mujeres, me darías una lista de tus favoritas. Puede que hayas echado unos cuántos polvos. Pero no puedes decirme cómo te sientes cuando te despiertas junto a una mujer y te invade la felicidad. Eres un chico duro.

Si te preguntara sobre el amor, me citarías un soneto, pero nunca has mirado a una mujer y te has sentido vulnerable, nunca te has visto reflejado en sus ojos, sintiendo que Dios ha puesto un ángel en la Tierra sólo para ti, uno que te rescate de los pozos del infierno y sepas entonces lo que es ser su ángel. Dar ese amor y darlo para siempre, a través de todo, a través del cáncer, y que sabrás de dormir sentado durante dos meses en una habitación de hospital, cogiendo su mano, ya que los médicos vieron en tus ojos que el término "horario de visitas" no iba contigo. No sabes nada de la pérdida, puesto que eso sólo ocurre cuando amas a alguien más que a ti mismo. Dudo que te hayas atrevido a amar así en tu vida. Te miro, y no veo un hombre inteligente y confiado, veo un niñato creído que tiene miedo. Pero eres un genio, Will, nadie puede negarlo. Es posible que nadie entienda las profundidades que hay en ti, pero...¿tú crees que lo sabes todo sobre mí porque viste lo que pinté y rajaste mi vida de arriba abajo?

¿Eres un huérfano, verdad? ¿Crees que sé lo dura que ha sido tu vida, cómo te sientes o quién eres, sólo porque leí "Oliver Twist"? ¿Eso te define?...personalmente, no me lo creo, ¿sabes por qué? puedo aprenderlo todo sobre ti, puedo leerlo en algún jodido libro, a menos que quieras hablar sobre ti, sobre quién eres, pero no quieres hacerlo, estás aterrorizado por lo que pudieras decir.*

Quizá porque yo no tengo un talento claro que sea el billete de lotería que Will no tiene cojones de ir a cobrar, me he identificado más con el profesor que considera que ya no tiene nada más que hacer en esta vida, sólo porque perdió una mano: los símiles sobre poker me resultan bastante ajenos, puesto que olvido las reglas de cualquier juego de mesa más allá del parchís con pasmosa facilidad, pero eso es precisamente lo que me causa auténtico pavor, no poder resistir la adversidad, a veces me encuentro diciéndome que en realidad no he sufrido, que si todo lo que ha quedado atrás me pareció tan terrible, qué será de mí cuando llegue lo gordo, la muerte, el desamor, el fracaso.

Contra ese miedo concreto, suelo decirme que me estoy pasando, que no tengo porque acabar en un cementerio ni en un psiquiátrico, que no estoy hecha de porcelana, que no va a salir todo mal por narices, pero suelo pasar una tarde de perros como ésta a veces, y tampoco creo que sea malo, mientras la negrura de tus pensamientos no acabe por cronificarse o anular las horas felices o los minutos sublimes, pasados, presentes o futuros.

Si yo fuera Van Sant, volvería a elegir a Matt Damon para encarnar al joven matemático reluctante ubicado en el peor de los ambientes posibles: ya le dije una vez a alguien que si le caía tan bien era porque se parecían un poco, y me lo ha vuelto a recordar, por mucho que lo negara y dijese que era un guaperas y que cómo iba a ser eso. En mi película, la chica no sería rica, tendría padres que serían unos pesados bienintencionados pero torpes y su único problema sería el si se van a tener ovarios de dejar el curso si fuera necesario, porque tiene que ver a un chico. El tipo no tendría problemas tan llamativos ni sería tan duro, pero también viviría en un barrio malo y sería más inteligente de lo que se supone viniendo de tal sitio, y también sería culpa de los libros, y a la chica le pasaría tres cuartos de lo mismo, y encima tendría tantas ganas de arriesgarse como la propia Skylar, así la persiguiera la típica turba de vecinos enfurecidos con antorchas y rastrillos intentando detener al monstruo y sus no menos monstruosas aspiraciones de vivir una vida digna junto a uno que le interesa y mucho.

No sé cómo sería el final -soñamos con que se convierta en una serie de muchas temporadas- , pero si hay algo seguro, es que estos hijos de puta me han robado mis pensamientos e inquietudes más frecuentes en los últimos tiempos.

Confío en que en unos días me salga la crónica, espero que la parroquia no destroce el bar porque hoy no estuviese de humor...


*El texto no es exacto, se trata de una traducción mía sobre el guión original y los trocitos que recuerdo de "El indomable Will Hunting" (1997) de Gus Van Sant.


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