sábado, 15 de noviembre de 2003

INTO THE WOODS



Una vez más, y sin previo aviso, quizá por la inminente venida del Inquilino Comunista, algunos arañazos no acaban de curar y me enfado por todo y por nada, y luego me entran melancolías sin sentido. aunque todo vaya relativamente bien.

Tras una época de aventuras diversas y los subsiguientes tormentos de salón, parece llegar la calma, el aburrimiento, el tedio, la abulia...y eso que tengo un viaje la semana que viene. Pues así estoy, como Linus que se ha comido ya media mantita de pura angustia existencial de baratillo.

No me sienta bien callar tantas cosas importantes -es evidente que soy indiscreta, pero ni mucho menos lo he contado todo- y menos guardar secretos tan oscuros, al menos desde mi punto de vista.

Es posible que todas estas nuevas experiencias y el descubrimiento de que en la vida hay niveles y dobleces de lo más insospechado, y no estoy hablando sólo del tema que se supone que me obsesiona, sino más bien del tejido de la sociedad misma, que de repente es como si todo el mundo fuera Laura Palmer, de que si los encontraran mañana envueltos en plástico flotando en uno de nuestros musgosos y hediondos lagos artificiales iba a salir toda clase de mierda.

No creo que los martinis y una noche más vagando por pubs y expectativas vanas arreglen mucho esto, pero espero que me distraigan un poco de este injustificado mal cuerpo.

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