jueves, 17 de julio de 2003

VIDA EXTERIOR



Parece que esté ocurriendo lo mismo que con mi correo: cuántas más cosas suceden a otros o me suceden a mí, más ganas de contarlas me entran y más lejos queda el final de mi carta -no es broma: espero que no estés leyendo esto, pero este mes voy ya para las cuarenta páginas...- , este ha sido el caso de esta semana, y más teniendo dos días libres, coincidentes con las rebajas y con mi estreno en un programa de radio.

Estaba todo perfectamente calculado; sólo tenía que hablar cinco minutos de Avanti! de Billy Wilder y las películas de hoteles...pues fui y me quedé callada debido a que creía que debía leer un texto e improvisar un poco, y tuvieron que dar una excusa para poder empezar de nuevo. No es tan fácil como pueda parecer, aviso. Espero que no se busquen a otra.

En las rebajas sólo me he comprado una falda de vuelo gris oscuro; por alguna conspiración todas las faldas blancas estrechas que se atan con cordoncito han desaparecido misteriosamente de la faz de la Tierra. Además, me ha inquietado el haber encontrado tanta ropa desgarrada y agujereada por el ímpetu consumista en Zara y similares...tampoco hay que pasarse, señoras y señoritas. Sobre la sección de caballeros no puedo opinar, no voy de Annie Hall.

Para derrochar con propiedad, que al final no lo he conseguido hasta altas horas de la tarde, me he tenido que trasladar a la capital de la isla: allí he hecho la vuelta al ruedo para acabar encontrando lo que buscaba en una de esas pequeñas y humildes tiendas sin tantas extravagancias y últimos gritos como en grandes almacenes tipo Mango, que tienen cosas bonitas, pero nadie te libra de encontrarte con cien tías que llevan lo mismo, y encima les sienta mejor :P.

En el viaje de vuelta en autobús por cortesía de la surrealista compañía que gobierna los destinos del sufrido pasajero alcudiense, hemos descubierto con horror que los chóferes son unos cotillas tremendos: tras sufrir la dedicatoria de Papi Chulo de un desalmado marido a su Carmen particular (!) y una de esas de David Civera que duelen de verdad, el hombre ha bajado el volumen para radiarse y radiarnos una pelea verbal entre tres de sus compañeros -no dudo que en el bar habrán volado las sillas- no sé si por una moto o una mujer, al final no me he enterado bien, pero se han dicho de todo: que si te falta formalidad, que si eres tonto, que si ya veo que las mujeres pueden mucho...y en cuánto he llegado a casa, mi madre me ha contado que el otro día ya escuchó una historieta de corte parecido que le contaba otro conductor al que los llevaba a la ciudad.

Por la tarde no he podido contenerme y he seguido con los colores de mi armario en la mente, sobre todo con un gris plateado que sólo me cuadraba con otro gris o con blanco, quizá con negro...de camino al puerto me he comprado dos pares de pendientes para resarcirme de la absurda pérdida de mis favoritos, que cayeron indefensos cuando tiré al suelo el libro sobre el que se hallaban, al intentar llegar a tiempo a la parada por no llegar tarde al trabajo, siendo aplastados por mis tacones de forma accidental, ya que permanecían tirados en la puerta de mi habitación, cómo esperando su sentencia. Cómo son los que llevé a Madrid, casi me lo tomo como un mal fario menor , pero conseguí dominar mis tendencias supersticiosas una vez más.

No he encontrado nada, excepto un dolor de pies considerable, y eso que en mi desesperación me he atrevido a entrar incluso en Benetton; demasiado transparente, se te ven hasta los encajes de las bragas, por no hablar del precio. Era de peor calidad que la gris que me había comprado y costaba el doble.

Aunque lo bueno de un día como este es que estés demasiado cansada para convertir lo que sea en neuras, por mucha práctica que tengas, puedo apuntar un propósito: comprar una libreta donde escribir esas buenas ideas que tuve para el blog en plena jornada laboral y que se van difuminando mientras cuentas dinero o atiendes al típico inglés de Yorkshire, El Tercer Mundo según los Monty con tatuajes, aro, piercings, calva reluciente y borrrachera inminente.


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