viernes, 10 de septiembre de 2004

MANIOBRAS DE DISTRACCIÓN



Está probado que los elefantes de Aníbal se detuvieron a beber y triscar en las riberas del Besós o del Llobregat camino de los Alpes, donde el frío y el terreno accidentado los diezmarían. Los primeros barceloneses quedaron maravillados a la vista de aquellos animales. Hay que ver que colmillos, qué orejas, qué trompa o proboscis, se decían.

Eduardo Mendoza, "La ciudad de los prodigios"

Esta mañana, aprovechando que uno de mis despistes me ha llevado a comenzar el turno partido una hora más tarde de lo acostumbrado, me he acercado a la biblioteca para recoger este libro: en el viaje en autobús me he leído unas treinta páginas, hasta llegar al momento en el que Onofre Bouvila es reclutado por una anarquista solapada, explotada por sus propios familiares en una pensión de mala muerte. Tenía curiosidad por leer algo de este escritor, como de casi todos, y siempre se me habían resistido las oportunidades, aparte de algún motivo personal e intransferible que incidiría directamente en la elección de la cita de más arriba, que contiene una curiosa casualidad -en la primera página, nada menos- alusiva a quién inspiró ese factor concreto.

He de reconocer que desde que trabajo estoy mucho menos en contacto con la ficción, y así como no ver películas o series no me resulta demasiado duro, el saber que no estoy leyendo nada es algo que me inquieta sobremanera: es por ello que decidí ponerle remedio y a pesar de todo lo que tengo sin desenvolver, me fui a la biblioteca, logrando que me trajeran este Mendoza desde otra biblioteca de la isla, pues los tenían todos menos éste...además, he recuperado el Pahlaniuk que no pude terminar hace meses, "Nana", y he añadido "Nada" de Carmen Laforet , más un libro de ensayos sobre la literatura de Muñoz Molina, "Pura alegría".

Esto forma parte de mi plan maestro para distraerme de existencialismos, incertidumbres y nostalgias, ahora que se acerca el final del verano y poco a poco vuelve mi estación favorita, en la que me siento más a gusto, aunque no sé si va a resultar...desde hace un tiempo vivo en una constante zozobra del espíritu, perdida en un entorno ya no extraño, sino abiertamente hostil, enfrentada con todo y con todos. Cada nueva estupidez de la arpía y su perrito faldero en el hotel, cada mención a ese año que viene en el que todos esos canallas retrógrados se las prometen tan felices, intentando retenerme en esta roca yerma, es un empujón más a subirse al caballo de una vez, y marcharse galopando contra la puesta de sol, con aquel fabuloso tema que Jerome Moross compuso para "Horizontes de grandeza" de fondo, ese que sugiere espacios abiertos...

Esta vez los libros no serán suficiente, sheriff. Habrá que hacer algo más, como tomar una decisión en firme y llevarla a cabo más o menos, teniendo en cuenta los obstáculos del camino, que ya se van perfilando.

Esto va en serio.

No hay comentarios: